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Carolina Gómez Aguiñaga
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Tras declararse culpable del homicidio de Jaret Emilio Cázarez Sánchez en hechos acontecidos en el poblado de Mismaloya el 30 de marzo de este año, Rogelio Heredia fue sentenciado a 16 años de prisión y a pagar 360 mil pesos.
La sentencia se dictó ayer lunes por el juez oral Joaquín Torres Ángel en lo que fue un proceso abreviado. El acusado se declaró culpable por lo que se reduce su pena en lugar de esperar de 20 a 40 años de prisión al tipificarse como homicidio calificado. Es así como la Fiscalía Regional y la defensa acordaron que Rogelio, quien era militar en activo de 26 años, tendrá que pasar 16 años tras las rejas.
Los hechos ocurrieron poco después de las 10 de la noche en el poblado de Mismaloya el pasado 30 de marzo, donde los policías municipales tuvieron a la vista un cuerpo sin vida con impactos de bala en su espalda. En el lugar, los peritos también levantaron como pruebas dos cigarrillos de marihuana y cascajos de arma de fuego calibre 38 súper, mismos que estaban a unos metros del cuerpo de Jaret Emilio, quien dejó una hija de 2 años de edad.
En la necropsia, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses indicó como causa de muerte la alteración de órganos vitales como el corazón y el pulmón, pues fueron perforados por las balas.
Entre las pruebas presentadas por la Fiscalía, estaba la declaración de un amigo del imputado y de la víctima, quien aseguró que fue testigo del asesinato del joven de Mismaloya, pues andaba de juerga con ellos.
En su declaración al Ministerio Público, este testigo señaló que ese día fue a comer con el imputado cuando llegó el hoy occiso, pues los tres eran amigos desde hace años. Estaban tomando bebidas embriagantes cuando Rogelio platicó que él y Jaret iban a iniciar un negocio. Siguieron ingiriendo bebidas alcohólicas y alrededor de las 8 de la noche, Jaret les dijo “valen verga”, por lo que el sentenciado le digo al testigo “me lo voy a chingar”, refiriéndose al occiso.
Pasaron dos horas en las que continuaron tomando. Posteriormente se dirigían a otro bar por las calles de Mismaloya minutos después de las 10 de la noche. El testigo refirió que la víctima iba fumando marihuana a la cabeza, cuando de pronto escuchó 3 detonaciones y vio a su amigo Rogelio con el arma, tras haberle disparado por la espalda. De ahí se fueron al centro de Puerto Vallarta.
Fue el jueves 31 de marzo cuando en un operativo entre la Policía Municipal y la Fiscalía se detuvo al hoy sentenciado, luego que el testigo proporcionó su domicilio. Al abrir la puerta, los elementos se percataron que tenía un arma fajada. Al comparar los casquillos, la autoridad determinó que éstos sí fueron percutidos por la misma pistola tipo escuadra calibre 38 súper.
