La Exigida Solución a las Nuevas Formas de Asociación o Expresión por Género, No Compete solo a la Iglesia: JFRO

Leticia Arana
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Guadalajara, Jalisco

Las nuevas expresiones por cuestiones de género o bien, la llamada “tendencia a manifestar con plena libertad preferencias sexuales y de asociación”, que molesta a algunos sectores conservadores de la sociedad, no deben verse como un problema que deba solucionar solo la iglesia católica, pues compete a todos en general, sentencia el Cardenal Tapatío, José Francisco Robles Ortega, al responder, durante la presentación del texto apostólico, La Alegría del Amor, un reclamo llamado “embestida de este tiempo”, hasta en los círculos educativos:

“…A la pregunta de qué hace la iglesia ante la embestida de la ideología de género, que hace la iglesia, cuando se pregunta así, se está pensando que hace el Cardenal, que hacen los sacerdotes para compartir esta embestida, no , la iglesia somos todos, y todas los bautizados, somos la iglesia y en todo caso yo diría que hace la mayoría de la iglesia, la mayoría de la iglesia son ustedes los bautizados y bautizadas, nosotros somos una minoría, somos el dos por ciento …”

Reitera la necesidad de asumir el tema como iglesia genérica , pueblo de Dios , y en esto destaca el papel y responsabilidad que tiene los padres de familia por su derecho de elegir la educación que quieren dar a los hijos; insiste que se ganaría mucho, si todos abrazan la causa de ser los primeros educadores.

Cabe mencionar que durante esta sesión donde se expuso la exhortación episcopal del Papa Francisco, “Amoris Laetitia”-La alegría del Amor- que integra apuntes y reflexiones sobre el matrimonio, la vida en familia, la ternura, tarea permanente, y pastoral del encuentro, entre otros, se destacó además del valor de la fidelidad, como ideal propuesto por el evangelio, que el varón y la mujer, son una verdadera escultura viviente del amor.

De igual forma, y en un sentido autocrítico del sumo pontífice, este documento detalla que desafortunadamente hemos permitido la cultura del descarte, del hacer y vivir desechable, en alusión al incrementado número de divorcios.