AP.-¿Colorear para eliminar el estrés? Millones de estadounidenses han sucumbido a esta moda llegada de Europa, con las ventas en pleno “boom” y talleres para colorear organizados en las bibliotecas públicas o en casa.
Es imposible escapar. En las librerías de Nueva York, los estantes están llenos de libros para colorear para adultos: mandalas, paisajes urbanos, mariposas y flores “para aliviar el estrés”, “bosques encantados”, “jardines secretos”, dibujos bíblicos o malas palabras, muy en boga recientemente.
El portal Amazon ofrece además centenares de estos álbumes para adultos, entre ellos nueve que figuran entre los 20 libros mejor vendidos.
En Facebook o Pinterest, los nuevos artistas postean sus creaciones o intercambian consejos.
Dover, una marca de este tipo de libros que declaró el 2 de agosto el “día nacional para colorear”, organizó una “fiesta de colorear”; y en internet ciertos autoproclamados expertos explican cómo organizar y tener éxito con talleres como estos en sus hogares.
“Colorear es una forma de relajarse”, explica a la AFP Linda Turner, una terapeuta artística de Manhattan. Eso permite expresar la creatividad “sin riesgos”.
“Así como los niños están listos para experimentar, los adultos a menudo no se sienten cómodos con su creatividad. Estos álbumes de colorear son para ellos, son sofisticados. No se sienten ridículos y eso puede permitir crear mientras viven el momento”, comenta Turner.
Cuando las personas se concentran “en los colores y en colorear, y en el arte, es una forma maravillosa de estar más calmado y de relajarse”.
Desde octubre, este tipo de talleres se instalaron en 19 sucursales de la biblioteca pública de Nueva York, la municipal, en Manhattan, pero también en el Bronx y en Staten Island. Algunos son semanales.
– Valor terapéutico –
“Nosotros ofrecemos el espacio y el material”, cuenta Kelly Yim-Foulke, especialista de programas para adultos de la biblioteca.
“Eso permite a la gente socializar con sus amigos o encontrar gente nueva. Es fácil, no hace falta talentos particulares para participar. Y no es caro de organizar”, agrega. “Es lo que hacías cuando eras niño y de lo cual tienes buenos recuerdos”.
Los participantes son en su mayoría mujeres de la tercera edad, pero el colorear permite también proyectos intergeneracionales que reúnen a adultos, adolescentes y niños, comenta Yim-Foulke.
Ella considera ampliar estos programas y combinarlos con la música o crear un proyecto para exponer los trabajos.
Linda Turner planea, por su parte, con varios colegas la creación de “pop up bars”, espacios temporales donde las personas puedan colorear gratuitamente y encontrarse con un arte terapéutico.
“Colorear tiene un valor terapéutico y reconfortante, pero no es una terapia”, subraya Turner.
Esta moda va más allá de la mayor ciudad de Estados Unidos. En Petroskey (Misuri, centro), la biblioteca recientemente lanzó una sesión semanal para colorear.
“Pensamos que sería simpático” para “atraer a la gente a la biblioteca” a “hacer cosas diferentes”, indica a la AFP su directora Val Meyerson.
No es la primera vez que en el país se hacen libros para colorear dedicados a adultos. El primero de estos, “The Executive Coloring Book”, se publicó en 1961. Le siguieron “The John Birch Society Coloring Book” y otros títulos que tenían en común el tono satírico, burlándose del mundo del trabajo o del presidente Kennedy, pero en ese momento el estrés no era un tema de actualidad.
Sin embargo, el diario The New York Times subrayaba entonces las ganancias que estos álbumes en blanco y negro, a veces en papel de baja calidad, podían generar.