AFP.-La investigación sobre los 43 estudiantes desaparecidos condujo a las autoridades hasta un basurero rodeado de montañas, donde unos peritos rastrean en busca de pistas o restos de los jóvenes, cuyo destino mantiene en vilo a México.
La fiscalía sospecha que en ese lugar montañoso del pueblo de Cocula (Guerrero, sur) unos policías locales corruptos entregaron a los jóvenes a unos sicarios del cártel Guerreros Unidos.
“Tenemos declaraciones de que en ese lugar se concentraron los grupos que habían detenido a los estudiantes y que se tomaron acciones diversas”, dijo Jesús Murillo Karam, fiscal federal, en una rueda de prensa en Acapulco.
Karam dijo que habrá que esperar los resultados de los peritajes que realizan laboratorios especializados para tener toda la evidencia y no dejar nada a la especulación.
Una fuente del gobierno federal indicó a la AFP que “ya se encontraron huesos, pero los peritajes deben determinar si son de animal o de ser humano”.
En el basurero, al que la fiscalía permitió acceder a los reporteros gráficos, se pudo ver al menos a 15 peritos revisando una ladera.
Apoyados por perros, los expertos, con trajes blancos y mascarillas, marcaron con unos veinte banderines naranjas partes del suelo donde había rastros de tierra quemada, pero no de cuerpos.
Para llegar al vertedero de Cocula, un pueblo de unos 15.000 habitantes, hay que recorrer kilómetros de angostos caminos de tierra y piedras, rodeados de cultivos de maíz. Apenas unas chozas y unos burros y cabras se ven al inicio del inhóspito camino.