NICOLE WINFIELD Y FRANCES D’EMILIO
Varios sobrevivientes de un crucero de lujo que encalló y zozobró relataron el sábado escenas que evocaron al “Titanic”, con una demorada evacuación de pasajeros mientras a su alrededor se rompían platos al tiempo que ellos subían arrastrándose por pasillos inclinados.
Tres cadáveres fueron recuperados del mar, mientras que según informes de prensa hay 70 personas desaparecidas después que el Costa Concordia encalló la noche del viernes frente a la pequeña isla italiana de Giglio cerca de la costa de Toscana. El choque abrió un boquete de 50 metros (160 pies) en la embarcación.
De acuerdo con la prensa local, las autoridades de la provincia de Grosseto dijeron que conocían el paradero de 4.164 de las 4.234 personas que estaban a bordo del crucero. Había informaciones sobre otros tres muertos pero no han sido confirmados, dijo el comandante de la Guardia Costera, Francesco Paolillo.
Los desaparecidos podrían estar “en la panza del barco”, dijo Cosimo Castro, capitán del servicio de guardacostas, en declaraciones a la televisora Sky TG24.
No hay indicios firmes de que nadie esté atrapado, agregó, pero hizo notar que los rescatistas registraron ampliamente las aguas cercanas al navío durante horas y “habríamos visto los cadáveres”.
El sábado por la mañana, la embarcación estaba casi totalmente ladeada frente a la costa de Giglio, con el costado de estribor sumergido en el agua.
Diversos pasajeros se quejaron de que los tripulantes no los instruyeron sobre cómo salir del barco y de que, cuando la emergencia era evidente, tardaron tanto en bajar los botes salvavidas al mar que muchos no pudieron botarse al agua porque el barco ya estaba muy inclinado.
El ensayo de evacuación en el crucero estaba programado para la tarde del sábado, aunque algunos pasajeros llevaban varios días a bordo.
Unas 50 personas atrapadas fueron retiradas con helicópteros y otras fueron rescatadas por botes en la zona. Un funcionario dijo que algunos individuos saltaron al mar.
“Estuvo muy desorganizado, nuestro ensayo de evacuación estaba previsto para las cinco de la tarde”, dijo la estadounidense Melissa Goduti, de 28 años, quien había subido horas antes al crucero. “Habíamos bromeado: ‘¿Qué tal si algo ocurriera hoy?'”
“¿Han visto ‘Titanic’? Eso era exactamente”, relató Valerie Ananias, de 31 años y profesora en Los Angeles, que viajaba con su hermana y sus padres en el primero de dos cruceros por el Mediterráneo. Todos ellos tenían moretones en las rodillas por el esfuerzo de avanzar de rodillas por pasillos y huecos de escaleras casi verticales para llegar a los botes de rescate.
“Nos arrastramos por un pasillo, en la oscuridad, guiados únicamente por los destellos del chaleco salvavidas”, dijo su madre, Georgia Ananias, de 61 años. “Podíamos oír que se estrellaban platos y trastos; la gente se azotaba en las paredes”.
Las palabras se le entrecortaron por las lágrimas cuando recordó el momento en que una pareja argentina les entregaba a su hija de 3 años debido a que no podían mantener el equilibrio mientras el barco se inclinaba, y la familia estaba de pie en una pared.
“El dijo: ‘tomen a mi nena”’, dijo Ananias mientras entre lágrimas se cubría la boca con una mano. “Tomé a la nena. Pero entonces yo era empujada. No quería que la niña cayera por las escaleras. Se las regresé. Yo no podía sostenerla”.
“Me pregunto dónde estarán”, dijo Valerie en voz baja.
La familia afirmó que fueron unos de los últimos en salir del barco, y que bajaron meneándose por una cuerda en la parte descubierta del barco para esperar a un bote de rescate.
Las autoridades informaron que unas 30 personas sufrieron heridas, en su mayoría sólo moretones, pero que al menos dos están graves.