Esta niña invidente de la casa hogar de Vero Gómez de Bucerías, conoció a la señora María del Refugio Gómez de Cervantes, se hicieron amigas y durante la estancia de la Pista Mágica en San José del Valle, fue asistida para aprender a patinar en hielo.
Cualquier cosa que nos propongamos puede ser realidad si contribuimos con nuestro granito de arena, asegura la primera dama del municipio.
Historias de amor se entretejen entre la rutina de unos y el esfuerzo de personas extraordinarias, entre quienes cumplen su obligación y quienes dan el plus en su trabajo o regalan parte de su tiempo libre para apoyar a quienes verdaderamente más lo necesitan.
Un caso que ocurrió este inicio de año fue el de la pequeña Esperanza. Se trata de una niña invidente de 10 años que recientemente conoció a la señora María del Refugio Gómez de Cervantes. Se encuentra bajo los cuidados de la señora Verónica Gómez en Bucerías en una casa hogar que alberga a varios pequeños, algunos muy especiales como Esperanza.
Y es que ésta jovencita es un ejemplo de vida. Le pone mucho entusiasmo a todo lo que emprende. “En una visita que hicimos a ésa casa hogar, estuve platicando con la pequeña, es muy amistosa, le encanta la conversación y juega mucho. Entonces me pidió que nos hiciéramos amigas y pasar un fin de semana en la casa de todos ustedes que es mi casa en San José del Valle, e hicimos una bonita amistad”, relató María del Refugio Gómez de Cervantes.
Pero cuando conoció que había niños de su edad, más pequeños y sus familiares en la Pista Mágica, quiso enseñarse a patinar como los demás: “La trajimos en nuestro vehículo para que pudiera disfrutar durante el día de la clausura y se puso feliz solo al escuchar la algarabía de los otros niños. Entre dos voluntarios de los jóvenes que trabajaron para el DIF y para las familias estas semanas que estuvo la Pista Mágica, le pusieron sus patines, platicaron con ella de cómo la enseñarían y estuvo feliz”, relató la esposa de Rafa Cervantes mientras repasábamos las fotografías de ese momento que pudimos compartir efectivamente el día de la clausura.
“Con mucho amor la llevaron a patinar. La niña hizo su sueño realidad. Para una pequeña invidente el hecho de haber sido conducida con tanto amor por los jóvenes voluntarios es una lección de que cualquier meta que nos pongamos, si cada quien pone su granito de arena podemos ayudar a que quienes verdaderamente lo necesitan, hagan su sueño realidad, y quienes participamos podamos crecer un poco cada día como seres humanos”, finalizó María del Refugio Gómez de Cervantes.