Opinión por Zul de la Cueva
Leo: “De última hora, en la madrugada de este martes los presidentes de las comisiones dictaminadoras de la reforma energética, los priistas Enrique Burgos, de la Comisión de Gobernación, y David Penchyna, de Energía, así como el panista Raúl Gracia, modificaron el predictamen que se discutió en comisiones para ampliar la inversión privada en Pemex y la CFE, permitir que las empresas mineras puedan entrar al negocio del gas, autorizar a corporativos petroleros dar servicio de energía eléctrica y sacar al sindicato petrolero del Consejo de Administración de Pemex”. (http://www.proceso.com.mx/?p=360083)
Luego, en medio de esta absoluta tormenta de leyes, iniciativas, reformas que en estas navidades construyen la innegable zozobra de la patria, leo también una vieja cita, que es de mis favoritas precisamente porque se niega a envejecer:
“Ausente del más elemental contenido revolucionario, el régimen ha significado en todos los órdenes un retroceso de veinte años para la patria. Todo el mundo ha tenido que pagar bien caro su regreso, pero principalmente las clases humildes que están pasando hambre y miseria mientras la dictadura que ha arruinado al país con la conmoción, la ineptitud y la zozobra, se dedica a la más repugnante politiquería, inventando fórmulas y más fórmulas de perpetuarse en el poder aunque tenga que ser sobre un montón de cadáveres y un mar de sangre.
Ni una sola iniciativa valiente ha sido dictada. El régimen vive entregado de pies y manos a los grandes intereses, y no podía ser de otro modo, por su mentalidad, por la carencia total de ideología y de principios, por la ausencia absoluta de la fe, la confianza y el respaldo de las masas. Fue un simple cambio de manos y un reparto de botín entre los amigos, parientes, cómplices y la rémora de parásitos voraces que integran el andamiaje político. ¡Cuántos oprobios se le han hecho sufrir al pueblo para que un grupito de egoístas que no sienten por la patria la menor consideración puedan encontrar en la cosa pública un modus vivendi fácil y cómodo!”.
El texto se llama La historia me absolverá y fue la defensa que el 16 de octubre de 1953 dio Fidel Castro ante la corte de Fulgencio Batista por su fallido ataque a las barracas del Cuartel Moncada. Tramposamente he sustituido las palabras Batista y Cuba de la cita para hacerla más genérica logrando así, creo, demostrar su absoluta validez en nuestro mexicano y actual contexto histórico.
Hoy nuestro régimen promueve legislaciones absurdas y acomodaticias como la denominada ley antiprotesta de la que así habló el activista en derechos humanos Jesús Robles Maloof en su opinión en Sin Embargo (http://www.sinembargo.mx/opinion/10-12-2013/19859):
“Justo en el Día Internacional de los Derechos Humanos, la Cámara de Diputados discutirá una iniciativa contraria a los derechos a la libertad de expresión, de asociación, de reunión y de protesta. El propósito del Congreso es dar un golpe de mano a la vitalidad cívica que fluye en los espacios públicos capitalinos y eso puede interpretarse como el bozal a la ciudadanía frente a las recientes reformas contrarias al interés público. El Congreso buscará de esta manera retirarle de facto a la ALDF y a los capitalinos la facultad de decidir en la materia. Impulsada principalmente por el diputado panista Jorge Sotomayor, la propuesta cuenta con el apoyo de varios diputados priístas. Originalmente Sotomayor buscó controlar la forma de vestir de las personas que acuden a una manifestación, y centró su afán prohibicionista en los encapuchados. El rechazo que obtuvo de sus colegas no mermó su afán represor y consiguió que las comisiones se preparen para dictaminar. La iniciativa de Ley de Manifestaciones Públicas para el Distrito Federal es un portento a la regresión y luce con orgullo sus méritos autoritarios. Sotomayor es un feliz ignorante en materia de derechos humanos y eso parece no importarle. En la exposición de motivos, por ejemplo, sostiene que su propuesta está basada en la regulación en otros países como Argentina, Chile y España, los cuales han tenido dictaduras y al menos en el caso de Chile, los policía antimotín y su normatividad, datan de la época de Pinochet”.
En esta iniciativa se propone que para poder protestar hay que hacerlo en horas de oficina y solicitando permiso tres días antes, un permiso que puede ser negado. Es una aberración y una vergüenza.
Lo que está haciendo el poder es blindarse de un pueblo cada vez más harto y ofendido, defendiéndose en las leyes como los groseros personajes que habitan el mural de José Clemente Orozco en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara, habitando en una burbuja de obscenos sobresueldos, en palacios, con guardias y cortes serviles, comportándose con la imprudente soberbia de María Antonieta cuando respondió al pueblo que fue a Versalles a pedir harina en desesperación “si no tienen pan, que coman pasteles”.
Habitando ahí, en su mágica e irreal burbuja, los políticos promueven alegremente reformas político electorales que no nos encaminan a una democracia de participación sino que les permiten reelegirse. Promueven reformas educativas que no tocan la educación sino las prestaciones laborales del magisterio, leyes secundarias que acaban con la soberanía y reformas laborales que nos condenan a ser un país de mano de obra barata sin muchos derechos y con casi nada de prestaciones.
Lo bueno es que es navidad y el año que entra vamos al mundial. Lo demás, es lo de menos aunque cuando despertemos del sueño roto que será nuestra participación en la copa del balón pie, descubramos que nos hemos quedado sin país y sin futuro y lo que es más, sin derecho a protestar.