El Gobierno del estado de Adamawa, en el norte de Nigeria, impuso hoy un toque de queda de 24 horas en respuesta a la ola de atentados contra cristianos cometidos este viernes, que causaron más de una veintena de muertos.
El Gobierno tomó esta decisión después de dos ataques cometidos a última hora del viernes en la capital de ese estado, Yola, en los que murieron once personas y hubo numerosos heridos, según informó la Agencia de Noticias de Nigeria (NAN).
Varios pistoleros irrumpieron en una iglesia del barrio de Diubeli y asesinaron a ocho feligreses, y a continuación hicieron lo propio en una peluquería cercana, donde acabaron con la vida de otras tres personas.
Esos atentados acaecieron después de que en la localidad de Mubi, también ubicada en Adamawa, murieran al menos 15 personas en un ataque de hombres armados, supuestos miembros de la secta radical islamista Boko Haram, que dispararon contra un grupo de ciudadanos reunidos en esa ciudad, de acuerdo con la Policía.
Según dijo a Efe un representante de la Policía, que pidió permanecer en el anonimato, las víctimas pertenecían al parecer a la tribu Ibgo, originaria del sudeste de Nigeria, de mayoría cristiana.
Estos atentados son los primeros que sufre el estado de Adamawa tras el inicio de la campaña de terror de Boko Haram el pasado año en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana.
Además, supuestos integrantes de ese grupo terrorista se enzarzaron en un tiroteo el viernes con las fuerzas de seguridad en Potiskum, en el estado norteño de Yobe, tras arrojar artefactos explosivos contra una comisaría policial.
“Nos enfrentamos a Boko Haram en tiroteos durante casi toda la noche (del viernes), pero es demasiado pronto para dar cifras de víctimas”, dijo el jefe de la Policía de Yobe, Lawan Tanko, citado por el diario “Leadership”.
Algunos residentes de Potiskum, especialmente en los barrios próximos a la comisaría, han abandonado sus casas y se han mudado a áreas más seguras de la ciudad.
El pasado jueves, un grupo de pistoleros atacó una iglesia en la cercana Gombe, capital del norteño estado homónimo nigeriano, y asesinó a seis feligreses, incluido el sacerdote y su esposa.
Estos incidentes ocurrieron pese al estado de emergencia que decretó el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, en regiones del norte del país hace una semana, tras los atentados contra iglesias que dejaron al menos 49 muertos el día de Navidad en tres estados septentrionales.
Se teme que los ataques contra iglesias acaecidos en el norte puedan acarrear represalias en el sur del país, de mayoría cristiana.
De hecho, unos 200 jóvenes armados con hachas y cuchillos hirieron este viernes a unos 50 musulmanes en un ataque en Sapele, en la sureña región del Delta del Níger, según informó hoy el diario “Vanguard”.
La Asociación Cristiana de Nigeria ha pedido a sus miembros que adopten todas las medidas necesarias para defenderse, lo que hace temer el inicio de un conflicto abierto entre fieles de las dos religiones.
El norte de Nigeria se ha visto azotado en el último año por atentados atribuidos a Boko Haram, cuyo nombre significa “La educación no islámica es pecado”.
Boko Haram se responsabilizó de los atentados del Día de Navidad, así como del ataque del pasado agosto contra la sede de la ONU en Abuya, en el que murieron 24 personas.
Nigeria es el país más poblado de África, con más de 150 millones de habitantes, de los que alrededor del 50 % son musulmanes, la mayoría de los cuales residen en la mitad norte, y el otro 50 % son cristianos, asentados en la mitad sur.
EFE