El estado de Jalisco tiene una Auditoría Superior, con un auditor sin solvencia moral llamado Alonso Godoy, mismo que ha estado envuelto en una gran cantidad de escándalos. Y como muestra un botón:
Entre 2007 y 2008 el auditor nomás recibió siete cheques por dos millones 996 mil pesos y no bastándole esto en 2009 cobró cheques por 6.5 millones de pesos, habló el señor de que no había tomado vacaciones y que era una prima vacacional.
Curiosamente cuando la empresa auditora Russel Bedford hizo una revisión de los gastos del congreso y se encontraron algunas irregularidades en la 59 legislatura (misma que le dio los cheques) esto no evitó que Godoy declarara las cuentas limpias.
La empresa señaló que en 2007 los coordinadores del PAN, Jorge Salinas; del PRI, Juan Carlos Castellanos; del PRD, Samuel Romero; del PVEM, Manuel Vélez; del PT, Alfredo Zárate, y del Panal, Óscar Díaz, recibieron 94 millones 734 mil pesos de la partida 3827 Asignaciones a los Grupos Parlamentarios, nomás que a sus cuentas personales y sin comprobar un centavo de gastos.
El auditor Godoy no vio problema en ello tal vez porque dentro de los señalamientos que realizó la auditoría de Russel Bedford están una serie de depósitos que no cumplen con los requerimientos de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público: 10 pagos a Alfredo Vargas Padilla, (suegro del auditor) por 500 mil pesos cada uno, lo que suma 5 millones de pesos. Sin importar que Alfredo Vargas Padilla no aparece registrado como proveedor del Congreso y no existe contrato que justifique los cheques emitidos.
Es decir el típico “tu me cubres yo te cubro”.
Pero desde hace tiempo que el Auditor es un problema político para Jalisco. Hace lo que le da la gana, recibe aumentos presupuestales cada año, gasta como loco, compró un edificio para la auditoría carísimo, gastó en amueblarlo una fortuna y tiene a todos comiendo de su mano porque solo el puede decidir sobre la cuenta pública de los actores políticos y una palabra suya basta para inhabilitarlos, para evitar que puedan contender para cargos de elección popular.
Godoy puede destruir carreras políticas y no hay manera en la ley de detenerlo porque cuando se creó su puesto se pensó darle tanto poder justo para evitar que los políticos pudieran torcer su voluntad. El problema es que nunca se calculó que hacer en caso de que el auditor fuera quien se convirtiera en un tirano corrupto y usara su poder para beneficio y enriquecimiento personal.
Bueno hay una pequeña cláusula que podría ponerlo en aprietos pero como diría mi abuela, no hay blanquillos.
Y es que ahora sabemos que la Comisión de Vigilancia del Congreso de Jalisco (ese bodrio caro e inútil) tiene la facultad de revisar las finanzas de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco, es decir auditar al auditor y ponerlo en su lugar pero, ahora resulta que no hay recursos económicos ni humanos para llevar a cabo dicha fiscalización.
Esto lo dijo el presidente de dicha comisión, el diputado Juan Manuel Alatorre Franco.
Y esas palabras traducidas del argot político al español vernáculo dicen a la letra “le sacó al parche”. Porque si algo saben hacer los diputados es gastar dinero.
Y de nuevo para muestra un botón, en este caso un fragmento de una nota de Proceso sobre un bonito escándalo que acabó en nada (como siempre) y cuyo link anexo:
“Diputados jaliscienses echan mano de los 92 mil pesos que se les asignan cada mes, bajo el concepto de gastos de “casas de enlace”, en rastrillos, Bubulubus y hasta en tampones.
Los legisladores también usan ese dinero –que forma parte de una partida especial, independiente de su dieta– en tortas, tacos, quesadillas, café y restaurantes.
Por ejemplo, el diputado Miguel Hernández, del PRI, presentó una factura donde justifica sus asignaciones presupuestarias y en ella aparece la compra de rastrillos marca Mach 3 Sensitive.
El legislador también declaró la compra de una caja de Zucaritas y unas botas Jeep en el almacén Sam’s.
El diputado priista Joaquín Portilla Wolff facturó unos tampones marca Tampax con un precio de 19.6 pesos.
Mientras que el diputado panista Jaime Díaz Brambila presentó una factura de compra de café en Black Coffee, en Starbucks, McDonalds y otros restaurantes de comida rápida.
En tanto que en su justificación de gastos el panista Elías Íñiguez incluyó un Bubulubu de cinco pesos que adquirió en un local de Seven Eleven..
Destaca que el priista Roberto Mendoza es quien gasta más en gasolina ya que ha facturado más de 104 mil pesos que alcanzarían para más de 8 mil 451 litros de Premium”. (http://www.proceso.com.mx/?p=354555)
Es decir que nadie va a auditar al auditor porque entonces el auditor cobraría venganza y todos tienen cola que les pisen y todos son tapaderas del auditor que es tapadera de todos. Un poco como el caso de Elisa Ayón que el Ayuntamiento de Guadalajara a quien la Fiscalía estatal no puede investigar si el ayuntamiento no pide una investigación, pero el ayuntamiento no puede pedir la investigación porque se trata de una funcionaria electa y ellos nomás están facultados de pedir una investigación de los que están bajo contrato.
Que traducido el trabalenguas al castellano es: yo te cubro, tu me cubres y la ley garantiza la impunidad que para eso está la ley.
O como dice siempre un buen amigo mío cuando la realidad supera la ficción: ¿Así o mas México?