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No Basta Pedir Licencia ni Perdón

miércoles, 13 de noviembre del 2013

Opinión Por Zul de la Cueva

Usted tal vez habrá escuchado del polémico caso de la regidora priista de Guadalajara Elisa Ayón.

Por si sí o por si no mejor le cuento la historia: todo comenzó una grabación que le hicieron donde se escucha como extorsiona e insulta a trabajadores del Sindicato de Panteones del Ayuntamiento. Ahí afirma que está bien robar pero hay que dar mochada (“agarren lo que tengan que agarrar pero repartan no sean culeros”, dijo) o que el alcalde no manda nada en panteones porque ese es su coto de poder y puede correr a quien quiera si se le da la gana (cosa que legalmente está fuera de sus atribuciones como regidora). Todo esto lo hace con una floritura de lenguaje que haría enrojecer de vergüenza a Pedro Weber “Chatanuga”.

Posteriormente caminando en la arena movediza de la vergüenza, incómoda bajo los reflectores, Ayón dio una rueda de prensa donde justificó sus actos y pidió perdón por su lenguaje. Explicó que todos los políticos llegan al poder mediante sus bases y los que ayudan a los triunfos electorales quieren puestos (huesos pues) y entonces los ayuntamientos se dividen entre acarreadores de votos que reparten los puestos como premios, lo que es perfectamente normal y cuando las ovejas se salen del redil pues hay que jalarles las orejas.

“Vengo a dar una disculpa, fíjense bien, a dar una disculpa pública por las palabras que efectivamente son altisonantes a lo mejor o mucho, no correctas, pero no es un delito”, dijo.

Luego explicó que los empleados de panteones no querían seguir trabajando con el PRI y coqueteaban con otro partido político lo que resulta inadmisible.

“Como secretaria general de mi partido, el Revolucionario Institucional, no permitiré, ahora ni nunca, que las gentes de mi partido hagan acuerdos con algún otro partido político. En el Revolucionario Institucional no estamos acostumbrados a eso”, afirmó.

Ahí parecía que iba a terminar la cosa, que la disculpa le permitiría seguir en su puesto como si nada, pero surgió otra grabación en la que extorsionaba a comerciantes establecidos del centro de la ciudad a cambio de deshacerse de los ambulantes donde pedía “mocharse con el patrón”.

Entonces sostenerla resultaba demasiado caro, el costo político para el PRI se volvió muy grande y ella tuvo que pedir licencia el martes 12 de noviembre con lo que al parecer se acaba el problema.

Pero no debería. Pensemos que si usted roba, extorsiona y amenaza no le bastará pedir perdón públicamente y retirarse de su trabajo; entonces a Elisa Ayón tampoco debería bastarle su pantomima mal hecha para lavar su conducta delictiva.

Habrá una investigación en Guadalajara que seguramente terminará en nada y es que nada es el hacer favorito del edil Ramiro Hernández. Pero en el fondo eso se llama impunidad.

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