La leyenda de Jack el Destripador cumple 125 años. Sus misteriosos crímenes han convertido a Whitechapel, un cosmopolita barrio del este de Londres, en un reclamo para turistas y curiosos fascinados por el desconocido asesino de prostitutas.
Hoy en día existe un listado de hasta 106 sospechosos de haber encarnado al famoso criminal que abarcan, desde un consejero de la reina Victoria, hasta un pintor obsesionado con las prostitutas, o un barbero cirujano polaco que fue el auténtico responsable, según la opinión del detective Abberline que dirigió el caso en 1888.
No fue el primer asesino en serie, ni el más sanguinario, pero su nombre es conocido por todos los habitantes del que fuera su distrito de acción, sea cual sea la procedencia de éstos, que tanto en la época como ahora, hacen de Whitechapel una zona inmigrante.
En 1888 esta área de Londres era paupérrima y con una historia miserable, y en ella se aglutinaban 80.000 personas entre pobres, desempleados, inmigrantes, huérfanos, criminales y prostitutas.
Porque, si bien la historia del asesino más famoso de todos los tiempos ha logrado levantar una rentable industria para el barrio, la literatura y el cine, no menos interesante fueron las condiciones de vida durante el siglo XIX en Whitechapel, de las que hoy todavía quedan algunos recuerdos a lo largo de sus calles.
Algunas fachadas de ladrillo de la época, junto con pasadizos que sigue siendo preferible evitar en la oscuridad, fueron el escenario donde vagaban las víctimas de Jack, todas ellas prostitutas.
Pese a que la investigación policial contemplaba hasta once crímenes cometidos desde abril de 1888 a febrero de 1891, los “ripperólogos” (expertos en Jack el Destripador) únicamente le atribuyen cinco de ellos debido a su idéntico “modus operandi”: estrangular a su presa, degollarla y abrir su zona abdominal.
El cadáver de Mary Ann Nichols fue el primero que cumplió todos los requisitos -es por tanto, la primera víctima canónica- cuando fue descubierta el viernes 31 de agosto a las 3.40 de la madrugada, en la parte posterior de la actual estación de metro de Whitechapel.
La calle en la que apareció el cuerpo de Mary Ann es hoy irreconocible, por lo que para seguir la ruta del asesino los turistas confían en los tours que recorren la zona diariamente.
“Hay doce en español y veintiuno en inglés”, señaló a Efe Edward Chalarca, uno de los guías de la empresa Londres en Español, que explica que tiene que llevar una chapa identificativa para demostrar, en caso de que le pare la policía, que puede realizar la ruta legalmente.
EFE