El presidente de México, Enrique Peña Nieto, se erigió como el líder real del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en una trascendente asamblea celebrada el fin de semana en la que advirtió que no habrá “intocables”, luego de la detención de una poderosa líder sindical acusada de malversación de fondos.
“No hay intereses intocables. El único interés que protegeré es el interés nacional”, dijo Peña Nieto ante más de 4.000 delegados y miles de militantes en la 21 asamblea nacional del PRI, un evento que evocó a las épocas más presidencialistas del partido que gobernó México entre 1929 y 2000 y que regresó al poder en diciembre pasado.
La asamblea, celebrada en un moderno centro de exposiciones de la capital, lejos del deteriorado edificio del partido, se inició cuatro días después de que fuera detenida Elba Esther Gordillo, quien dirigió con mano férrea durante 23 años al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que agrupa a 1,4 millones de maestros.
Habrá que esperar para ver si la detención de Gordillo “es una persecución sistemática civilizada, racional, conforme a estado de derecho de funcionarios públicos, líderes sindicales, de empresarios que violan las leyes, pues sería muy buena”, dijo a la AFP Nicolás Lazo, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
En la asamblea también se modificaron los estatutos del PRI para allanar el camino hacia una reforma energética que impulse una mayor participación de la inversión privada en la petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex).
Esta iniciativa, que se espera sea aprobada en el segundo semestre del año, tendrá que considerar al sindicato de Pemex, otro influyente gremio cuyo líder, Carlos Romero Deschamps, también ha sido señalado recientemente en medios mexicanos por supuestos lujos de los que goza junto a sus hijos.
Tras la detención de Gordillo, los opositores PAN (Partido Acción Nacional, derecha) y PRD (Partido de la Revolución Democrática, izquierda) demandaron al gobierno que se investigue por presunto manejo irregular de recursos a Romero Deschamps, actual senador del PRI.
Durante la asamblea, los militantes del PRI aprobaron que el presidente de la república vuelva a integrar el Consejo Político del partido, donde estaba ausente desde que lo decidiera el ex presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) con objeto de poner “una sana distancia” entre la figura del máximo mandatario y el partido.
Lazo considera que el PRI decidió “volver a poner las piezas en el mismo orden en el que estaban” en el sexenio de Zedillo, al término del cual el PRI perdió el poder en favor del PAN.
Antes, “el presidente era el poder real de su partido”, recordó el especialista, quien considera que, bajo las nuevas condiciones del país y del partido, Peña Nieto no podrá acumular la misma medida de poder que tuvieron sus antecesores del PRI.
Algunos analistas censuraron este movimiento como una intromisión del jefe del Ejecutivo en el tablero partidista.
“Algunos le llaman ‘la restauración’, otros ‘la vuelta del dinosaurio’, y los menos alarmistas lo identifican como el fin de la sana distancia. Pero todos se refieren al feo y censurable control del PRI por el presidente”, escribió este lunes el analista político Ricardo Alemán en el diario El Universal.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, pronuncia un discurso en el Museo Nacional de San José de Costa Rica el 20 de febrero de 2013.
AFP