Los colombianos tomaron hoy las calles y las plazas de sus principales ciudades y pueblos para dar un ultimátum a los violentos y exigir la liberación de todos los secuestrados, en una jornada marcada por la exigencia de la paz en un país que vive un conflicto armado desde hace casi 50 años.
Este grito de paz, que se trasladó hasta otras ciudades de América Latina, Estados Unidos y Europa en forma de marchas espontáneas y actos pacíficos de protesta, se hizo sentir especialmente en la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá, llena de ciudadanos, autoridades y familiares de secuestrados.
En medio de una intensa lluvia, colombianos de todas las edades, con camisetas blancas y banderas tricolor del país suramericano, reclamaron la libertad de hasta 103 secuestrados y desaparecidos con vítores y pancartas en las que se leían leyendas de rechazo hacia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Colombia hoy se va a hacer sentir y van a entender ellos que no sólo rechazamos sus actos, no solamente vamos a decir no más FARC sino que vamos a decir libérenlos ya. Este es un ultimátum”, afirmó a Efe uno de los promotores de la iniciativa, el periodista Herbin Hoyos, quien lidera la Caravana por la Libertad.
La caravana de Hoyos, conformada por motociclistas que han rodado por toda Colombia pidiendo la libertad de los secuestrados, llegó al mediodía a la Plaza de Bolívar, donde ya estaba concentrada una gran multitud.
Esta movilización “es una respuesta a la provocación de las FARC al asesinar a estos cuatro héroes de la patria”, aseveró Hoyos al recordar la ejecución de los policías Édgar Yesid Duarte, Elkin Hernández y Álvaro Moreno, y el sargento mayor del Ejército José Libio Martínez, el 26 de noviembre tras más de 10 años cautivos.
Asimismo deploró la capacidad de la violencia para arrebatarle a Colombia a sus hijos, hermanos y padres, como es el caso de la hija del coronel Duarte, Viviana, a quien le sorprendió la muerte de su padre cuando recorría el país en moto con la Caravana por la Libertad.
“Él era mi papá biológico, pero allá en la selva todavía quedan mis padres de corazón. Todas estas personas que están aquí están luchando por ellos para que salgan libres y no tengan que sufrir más esas secuelas del secuestro”, señaló la joven en una entrevista con Efe.
Familiares de rehenes que permanecen en la selva, exsecuestrados que recuerdan el alivio que las marchas les causaban en cautiverio, ciudadanos comunes y miembros del Gobierno, incluido el propio presidente Juan Manuel Santos, se sumaron hoy a las movilizaciones.
Santos reiteró desde el municipio de Villeta, en el central departamento de Cundinamarca, su llamado a las FARC para que liberen a los once rehenes policías y militares que tienen aún en su poder como un gesto favorable hacia el diálogo.
“De otra forma, el Gobierno tiene la obligación constitucional (…) de seguir combatiendo con la fuerza contra quienes insisten en la violencia”, agregó, al resaltar que, no obstante, ese no es el deseo de los combatientes.
Durante la jornada también se escucharon las voces de aquellos que reivindicaron no dejarse llevar “por el ambiente bélico que de manera parcializada se intenta imponer como mensaje de la movilización social”.
Así lo consideró la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), que a través de un comunicado invitó “a buscar soluciones ciertas a un conflicto anacrónico y degradado y no a agudizar una guerra en la que la verdad y las víctimas siguen siendo desconocidas”.
Pero el director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, consideró que a las FARC “les produce tremenda preocupación y angustia ver cómo los colombianos los presionamos y rechazamos sus métodos terroristas”.
Esta movilización buscó mantener vivo el espíritu del 4 de febrero de 2008, cuando millones de personas salieron a las calles en Colombia y otros países para exigir la liberación de los cautivos de las FARC, en la que se considera todavía la mayor marcha global contra el secuestro.
EFE