Opinión por Hugo Lynn Almada
Hay personajes de la vida social que, con el paso de los años, adquieren un estatus de íconos, ya sea por su obra, su legado o aporte al desarrollo de los pueblos.
Grandes hombres y mujeres inscriben su nombre en las páginas de la historia. Algunos fueron luchadores sociales memorables: en el mundo personajes como Martin Luther King, Mahatma Ghandi, Eva Perón y muchos más son reconocidos por su relevancia. Calles y monumentos se erigen en su honor; las páginas de los libros se llenan con sus hazañas y enseñanzas.
A nivel nacional, próceres y héroes forman parte de nuestra idiosincrasia; grandes mujeres ven el fruto de sus esfuerzos coronado con el reconocimiento social. Juana de Asbaje, doña Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y Carmen Serdán son hoy admiradas, respetadas y en sintonía a ello honradas.
Por supuesto que los pueblos reconocen a otro tipo de personajes de relevancia local; así en Jalisco recordamos a Pedro Moreno y al ilustre jurisconsulto Ignacio Luis Vallarta Ogazón, de quien en reconocimiento a su vida como ilustre abogado y diplomático, llevamos su apellido como distintivo orgulloso.
Pero a veces en los gobiernos suceden cosas que nos llaman a la reflexión: a pesar de quien discuta lo contrario, ésta debe ser la única ciudad del País que pretende recordar con homenajes a Gustavo Díaz Ordaz, responsable de la matanza de Tlatelolco en la que fallecieron un número incierto de jóvenes. Iniciador de la llamada “Guerra Sucia”, durante la que cientos de mexicanos fueron desaparecidos por oponerse al gobierno, es repudiado por la historia nacional, y solo aplaudido por el conservadurismo local. Así son las cosas, aunque…
…Hay ocasiones que los homenajes rayan en el absurdo. Ayer, el ayuntamiento de “izquierda” rindió un extraño homenaje a la ex regidora Rocío García Gaytán. Rocío sí fue una funcionaria municipal, pero no se le recuerda por ninguna aportación real a la vida municipal. Tampoco existe en su currículum gesta inolvidable en el ámbito estatal, y menos un aporte de trascendencia en la vida política nacional.
Sí, ha sido una mujer trabajadora y empeñosa, pero, con todo respeto para ella, su familia y amigos, no ha hecho nada que le valga el reconocimiento de un gobierno constitucional. No fue la primera regidora; su paso como diputada fue apenas mediano; tampoco como responsable de los institutos de la mujer estatal o federal hizo algo que valga la pena llamar a importante. No hay pues, en su historia, nada que valga un homenaje de esa magnitud.
Claro que, lo que sí se entiende es el mensaje político que subyace en el acto: una orden de Francisco Ramírez Acuña al alcalde Guerrero Martínez para empezar a placear a Rocío García de cara a la sucesión del 2015. Para eso no hacen falta homenajes de chocolate, hace falta trabajo social, sudor y saliva. Los elementos que hace tres lustros dejó de practicar en la región.
MANCHÓN PENAL
…Y bueno, hay otros homenajes al menos cuestionables. El de Lorena Ochoa y su estatua no tiene parangón; y el que se hizo a Medina Ascencio puede discutirse también.