Un empresario alemán registró la palabra “Weltuntergang” (algo así como “fin del mundo”) como marca festiva y ahora exige indemnizaciones.
Se trata de un gastrónomo de Baviera, que ha visto en esa acción una oportunidad de incrementar sus ganancias gracias a otros empresarios que obtuvieron beneficios el 21 de diciembre, el cierre de un ciclo del calendario maya y promovido en todo el mundo como el temido “fin del mundo”.
Es el caso de Peter Knura, un empresario de 46 años muy satisfecho con el resultado de su fiesta del fin del mundo en su “Graf Balderich”, una discoteca de Monchengladbach, en Renania del Norte Wesfalia, donde 300 asistentes celebraron con música y cocteles hasta la mañana siguiente.
Sin embargo, hace unos días recibió un escrito de un bufete de Múnich que le aguó la fiesta. Los abogados le exigen mil euros por concepto de indemnización y otros 850 euros en costos judiciales por utilizar la palabra “fin del mundo” de forma ilegal.
“Creía que el tema de la fiesta podía utilizarse de la misma manera que ‘fin de año’ o ‘carnaval'”, asegura el organizador de fiestas temáticas que considera la iniciativa una desvergüenza.
Al parecer alguien quiere sacar dinero de lo que ganaron otros con esos eventos. Ese alguien es Philip-Nicholas Blank, un gastrónomo de Hof, en Baviera, quien también organizó varias fiestas del fin del mundo y que según alega, son las únicas válidas con ese nombre porque registró la marca.
Blank afirma que no se trata simplemente de sacar dinero, sino del principio de protección de una marca registrada.
“El nombre ‘fin del mundo’ está protegido para mis fiestas, igual que ‘Coca Cola’ para la bebida”, asegura. Y el resto no puede intentar ganar dinero con una marca que ya es suya.
En realidad, Blank registró “fin del mundo” como marca en marzo del año pasado, según constató la oficina de patentes alemanas en Múnich para el sector gastronómico.
Algo que muchos no sabían. Blank no quiere precisar la cifra de empresarios del sector hotelero que serán denunciados por sus abogados.
Sólo en Brandemburgo dos gestores de discotecas ya reaccionaron públicamente al recibir una demanda similar y Peter Knura asegura haber escuchado otros 15 casos en Renania del Norte Westfalia.
El caso está abierto: no está claro que los demandados vayan a pagar y en ese caso un tribunal tendrá que decidir si la información sobre la protección de la marca fue suficiente o si los empresarios tendrían que haberse informado antes sobre la legalidad del uso de la marca.
Además el tribunal tendría que aclarar hasta qué punto Blank tiene derecho a cobrar indemnización de todos los que celebraron fiestas bajo el nombre “fin del mundo”. De momento, Peter Knura no piensa pagar.
AP