Por Edel García
Por allá por los años de la Revolución Francesa el agudo escritor, orador y político de nombre Edmund Burke , acuñó la frase del Cuarto Poder a la prensa. Claramente en una alusión a la cadena de influencia y alcance que ostentaba en ese entonces, detrás del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Hoy día no es el cuarto poder per se, ya que hay medios inexistentes en esa época que llevan la batuta en ese ramo.
Hablamos del internet, de la televisión y de un emergente derivado del internet que son las redes sociales. La prensa es considerada hoy de manera distinta aunque siempre respetada por su labor de generadora de información y formadora de opinión. La sociedad actual es menos crítica que la de antes, no quiere cuestionar la realidad donde vive sino quiere que la prensa se haga un criterio por ellos.
Los interesados que leen prensa plana o digital escogen un periódico que según ellos les brinda coherencia y seriedad para lo que buscan. Al elegirlo depositan en los reporteros, periodistas y críticos la faena de cuestionar la validez, justeza, y transparencia de las acciones políticas, culturales, deportivas y las que haya en la sociedad donde viven.
Los argumentos de los medios informativos de hoy, en su mayoría son para vender, para funcionar como empresa y sobresalir de la competencia. Eso es una aberración pero es la manera en que la modernidad es interpretada por las personas. Sigo insistiendo en que el verdadero poder de la prensa es su capacidad para hacer público y exponer, para tener una tarima y exhibir datos recogidos.
Todo en honor a la información porque la información es poder. El conocimiento da una influencia sobre las masas que para nadie es desconocido. En el fondo tanto el poder político como el socioeconómico viaja a través de la información y aquellos que la manejan deciden qué distribuir. En realidad la prensa es un instrumento del primer poder que demuestra su capacidad para influir y persuadir a las personas.
Los medios modernos se han desarrollado. Ya no son los periódicos impresos por millares que se manejaban de mano en mano. Ahora son mutantes con ramificaciones en lo digital y un apego a las redes sociales impresionante. ¿Quién iba a decir que los presidentes tendrían cuentas en redes sociales por internet? Hoy si no estás en las redes sociales no existes…vives en el ayer.
He escuchado expresiones donde alegan que determinado medio informativo es malo o tendencioso. Aclaremos de una vez que ningún medio en su esencia es negativo, la negatividad estriba en la apropiación de que son objeto para el interés particular. Sabemos de sobra para qué figuran determinadas noticias, determinados apuntes, determinadas portadas.
Allá el ingenuo que desconozca el trabajo de fondo de la “empresa” o la estructura filial que existe a veces entre todos para crear estados de ánimo en las personas. Sobretodo si entendemos que el dinero conjuga muchos verbos. La comunicación influye en el pensamiento humano en la medida de que se deposite la confianza en que se transmite veracidad y eso puede ser bueno o malo. Depende.
La prensa levanta y destruye gobiernos, crea silencios intencionales y de pronto no existes para millones de personas. Los medios juegan, tuercen, lapidan, ocultan y priorizan la realidad en un tubo comunicativo que tiene una real autoridad.
Sin embargo, todo por no contrastar la información. Deberíamos saber que todo lo que se publica no es exactamente como es. Del mismo modo que sigue siendo una interpretación de alguien detrás de la noticia. La prensa no tiene control, no tiene patrones, excepto aquellos que mejor dispongan para “crecer”.
La información depende de nosotros el creerla o no…pero todos somos dependientes… en parte. Recuerde siempre que la prensa no refleja necesariamente una opinión pública sino que la puede crear por sí misma.