La nueva era está plagada de buenos deseos y de discursos hermosos. En ella, las promesas de todo aquello que formaba parte del ideario colectivo se retoman. Así, el primer discurso de Enrique Peña Nieto deja en la mayoría (que no le eligió) un sentimiento de esperanza, y en aquellos que sí lo apoyaron, una reafirmación de que hicieron lo correcto.
Pero el discurso político es, en realidad, como las palabras de amor que se profesan los pretendientes antes de consolidar la relación. Se dice solamente aquello que sea necesario, y lo que, sin duda, la otra persona quiere escuchar.
No es en la luna miel que la pareja revela defectos y manías, tal como no lo fue en el cortejo, son los primeros meses idénticos al noviazgo: todo es miel sobre hojuelas. Así debe de ser para lograr que la relación perdure en el mar de las inconsistencias humanas.
No. Peña Nieto no iba a ser diferente. Claro que en su primer discurso no tocaría el tema de la violencia, y desde luego será incapaz de decir que terminará con la estrategia anticrimen. No lo dice porque la verdad inescrutable es que la estrategia no puede ser distinta… pero no hay oídos para esas palabras, porque todos estamos cansados de tanta sangre y de tanta pólvora.
Promete obras maravillosas, como el tren del DF a Querétaro o el del DF a Toluca. Suenan bien y por tanto enamoran, pero la realidad es que no darán beneficios más que a un número relativamente pequeño de personas, que desde hace décadas y siglos se benefician del centralismo.
Por supuesto que habla de una reforma educativa; en este País no hay quien pueda rechazarla. Todos queremos maestros más capaces y alumnos mejor preparados. Lo que no dice, porque no puede romper con el encanto, es que ahí seguirá Elba Esther, y que tendrá que seguir negociando con ella para tener tranquila su Presidencia, porque basta enojarse con la maestra para arriesgar todo el proyecto priista.
Sí Va a construir una nueva línea del metro en Monterrey y otra en Guadalajara, pero no dice que en este País es imposible mejorar el transporte de decenas de ciudades, incluyendo las que ya mencioné, porque el transporte público descansa en concesiones que sostienen al priismo: aquí la CTM, en otros lados Acaspen, y más allá símiles prácticamente indestructibles.
Al principio nadie revela que detrás de aquellas palabras de amor existen personas comunes, con amigos indeseables, vicios ocultos, gustos distintos, ronquidos, pies fríos y gases. Así es el amor y así es la política. Hoy te digo que te amo y mañana, o quizás pasado, descubrirás que no era lo que pensabas…
MANCHÓN PENAL
Se fue Calderón. Dejó estabilidad económica; dejó yacimientos de petróleo; dejó una reforma electoral caminando; dejó su guerra contra el narco. Se fue Calderón besando la bandera. La historia lo juzgará. Yo simplemente me quito el sombrero y, desde esta pequeñísima trinchera le digo, hasta siempre, Presidente.