Por Edel García
El victimismo, el silencio y la demagogia existen, la mayoría de estos son fenómenos muy evidentes en la política. Cuando a un gobierno le conviene una situación económica, social o de índole personal la exprimirá hasta las últimas consecuencias como si de ello le fuera el prestigio de sus directrices. Cualquier pueblo o nación gobernada “democráticamente” sabe esto. Enrique Jardiel Poncela, declaraba: “Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa”.
No era noticia ni para el candidato del Movimiento Ciudadano Ramón Guerrero ni para su grupo de apoyo. De la misma manera en que no era nuevo para “Archie” Méndez ni para Humberto Muñoz que la situación financiera de Puerto Vallarta estaba fracturada. Aún así siempre es mejor el poder, razón de peso por la que cada uno se lanzó como pudo a la presidencia municipal.
Todos ellos antes de entrar sabían que el reino estaba en crisis pero solo a uno de los tres le tocó quedarse de populista lamentando de su ruina a los anteriores mandatos. Mientras que el resto, sabiendo que les pudo haber pasado a ellos también… aprovechan ahora la coyuntura para echar leña y dejarle caer todo el peso. Mal de la política: ser un político.
Parte de los cuestionamientos al gobierno en turno queda en declaraciones como las de Humberto Muñoz. Jura que el alcalde no está preparado para gobernar porque tuvo todo julio, agosto, y septiembre para empaparse de la situación del Municipio y capacitar a sus funcionarios. Pero al no hacerlo, ni estar en condiciones, quiere que le tengan paciencia otros tres meses para organizarse, trazar planes y continuar con sus promesas huecas.
A Muñoz le enfada que no se hayan cumplido las exigencias sociales, principalmente en materia de recolección de basura, baches y seguridad. Aunque no le quito razón, siempre debe molestar que Guerrero le haya ganado al mismo partido que lo vio irse por preferir a un candidato impopular. Debe saber que con vender representatividad cívica no se ganan votos.
El Beto del PAN, como a Tito Yerena del PRD y Adrián Méndez del PRI les gustan los focos. Sin embargo, no solo hay esos tres regidores de oposición en el Ayuntamiento, existen más. Jesús Anaya Vizcaíno, Jesica Yerena y Agustín Álvarez también trabajan, solo que prefieren no ser combatientes y dejarles la bolita a los más “expertos”. Sospeche siempre de los que más hablan pero aún más de los que no dicen nada porque en este rubro de la sociedad, los que callan suelen otorgar.
El reino sin carroza
En el reino se van pagando las consecuencias de las arcas vacías y los conflictos por litigios pendientes. Las palabras del síndico Roberto Ascencio no tienen parangón al decir que ya le llegaron los primeros embargos por sentencias. Sin más, no quedó otro remedio que entregar 5 carros de calabaza como pago. Valederos por 100 mil pesos cada uno. Esos 870 juicios laborales, civiles y amparos “perdidos” representan unos 1900 mdp según el alcalde, cifra dentro de los 3096
mdp que alega de deuda. Total que es un dinero en juicios que oscila en un 61.3 % lo que es mucho más de la mitad y es escandaloso… sospechoso.
Lo que no me convence todavía es el discurso de víctima del gobierno actual. Discurso incongruente que se aferra a enamorar con palabras al pueblo inocente. En la carta de transparencia del informe financiero de la entrega recepción se convence o más bien se trata de convencer de que todo ese dinero en juicios es altísimo e impagable.
Sin embargo, la realidad es que se han podido negociar montos más bajos por haber llegado a “buenos acuerdos” como reza el buen síndico. Referente a la plaza del Pitillal también hay disponibilidad, esta condena asciende a 89 millones. Esto significa no que haya que entregar todas las carrozas de palacio sino que existe una actitud de apertura a que se flexibilicen los costos o las formas de pago.
Una de las más escandalosas sentencias no ha sido dada lo que es una buena ventaja. Hablamos de la empresa Envir Eau que espera a que le paguen 800 mdp aunque insisto, lo que vale no es hacerse la víctima sino en dialogar y ganar dinero que habría que pagarse. Enrique Alfaro puede decir que el PRI saqueó Puerto Vallarta y es causante de su quiebra, cosa que es cierta pero lo que no puede alegar es que las cifras que esgrime el edil son confiables.
No porque lo contradiga Rafael González Pimienta o Miguel Castro, el Coordinador de los Nuevos Diputados del PRI en el Congreso sino porque no se ajusta a los pruebas tangibles y técnicas. En fin, que ruede la pelota en el estadio de Vallarta pero sin miedo a perder porque otros perdieron.