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Tener un coche de lujo ya no es tan excéntrico en México, donde las ventas de marcas de alta gama han crecido por encima del 75% este año y se espera un nuevo boom con el establecimiento de más enseñas, como la anunciada llegada al mercado de la alemana Audi.
Los vehículos de lujo, aquellos con un precio superior a los 30.000 dólares, constituyen un 4% de los vendidos en México y, según las cifras de los productores, se estima que unos 5 millones de mexicanos (de una población total de 112 millones), están en capacidad de acceder a ellos.
Un informe de la firma consulta Mitofsky reveló en mayo pasado, que el 63,3% de los mexicanos cree que mantendrán o aumentarán en el próximo año sus compras de productos de lujo, especialmente en coches, ropa y relojes.
Las marcas de automóviles como BMW, Audi o Mercedes Benz o Ferrari, se encuentran entre las prioridades que los consumidores de mayores ingresos identifican con un estilo de vida privilegiado, según la encuesta.
“El mercado mexicano tiene muchos factores para seguir creciendo: cada vez hay más personas cuyos ingresos les permiten acceder a este tipo de productos, hay mayores facilidades de crédito y los precios se mantienen estables”, señaló a AFP Abelardo Marcondes, director de un foro sobre marcas de lujo que tendrá lugar a comienzos de noviembre en la capital mexicana.
En tanto, la producción de automóviles de lujo sumó 42.634 unidades en los primeros tres trimestres del 2012, por encima de los 24.120 producidos en igual periodo de 2011, según las estadísticas de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
La cifra, aunque relativamente modesta respecto a la producción total de 2,7 millones de automóviles que, según Amia México podría producir este año, es importante porque implica la incursión en un mercado que antes se pensaba destinado sólo a países desarrollados.
El constructor automotriz alemán Audi anunció en septiembre la inversión de 1.300 millones de dólares en una planta en Puebla, en el centro de México, para producir 150.000 vehículos al año.
“Cada vez tenemos más clientes que quieren ingresar al segmento de lujo, aunque sea a través de créditos”, dijo a la prensa Walter Hanek, director de Audi en México.
También los productores nacionales buscan un nicho en ese mercado emergente, como es el caso de Mastretta, una firma que produce un centenar de automóviles en su planta de Ocoyoacac, a 45 kilómetros de Ciudad de México.
El Mastretta MXT, presentado en el Salón del Automóvil de París de 2010, es el primer automóvil deportivo desarrollado enteramente en México. Con dos plazas y un chasis de aluminio y fibra de carbono, consigue acelerar de cero a 100 km/h en 4,6 segundos.
El Mastretta, que se vende por unos 55.000 dólares, compite en su propia plaza frente a gigantes del sector como Jaguar, Porsche y Ferrari, que han establecido tiendas en sectores exclusivos de la capital mexicana.
“Nuestras ventas han crecido casi 80% este año”, dice Joseph ChamaSrour, un empresario de origen libanés que dirige la subsidiaria mexicana de Jaguar y Land Rover, al inaugurar al comienzo de octubre una nueva sede de la firma.
ChamaSrour justificó la amplitud de las nuevas instalaciones, señalando que se trataba de un cambio necesario por el crecimiento de clientes, nuevos proyectos, lanzamiento y volumen de ventas de ambas marcas.
Tener un coche de lujo ya no es tan excéntrico en México, donde las ventas de marcas de alta gama han crecido por encima del 75% este año y se espera un nuevo boom con el establecimiento de más enseñas, como la anunciada llegada al mercado de la alemana Audi.
AFP
