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Por: Leticia Arana

El miedo oculto de Enrique Peña Nieto

martes, 7 de agosto del 2012

 

 

Leticia Arana
leticiaarana@prensaglobal.com

 

Tal vez no sea tan oculto, pero de que existe, si, aunque difícilmente habrá de admitirlo él mismo, incluso en su círculo más íntimo. Enrique Peña Nieto es, a fuerza del disgusto casi generalizado, el fenómeno social de las sucesiones presidenciales en este país. Nunca en procesos como este, se había cuestionado o denostado de forma tan clara y con evidencias, a un candidato – menos siendo del PRI- durante su campaña rumbo a Los Pinos. Peña Nieto ha tenido que luchar por sacudirse lo que considera su peor pesadilla o endoso del karma, pero también surcar un rumbo diferente, muy doloroso por cierto, que lo rescate del desprestigio debido a un pasado que no le favorece nada, así como el haberse hecho objeto-sujeto de una protección de conveniencia y estar cobijado por los más importantes / poderosos medios de comunicación del país; lo convirtieron en algo así como su carnada para ganar la elección y lograr, con un anzuelo igual de oscuro, perpetuar o recapturar un sistema de privilegios, poder , influyentismo, complicidades empresariales , impunidad, servilismos y simulaciones.

Desde que lo entronizaron en el Estado de México, Enrique Peña Nieto, ingresó en una especie de espiral de la que no pudo escapar, acosado por el lente de sus mentores, los artífices de la violentada democracia, aquellos que planearon pausada y astutamente una estrategia monetaria para definir su triunfo en las casillas. El dulce que pudo haberlo calmado de momento, fue la destellante promesa de catapultarlo como “el mejor , el más atractivo”, suficiente como para opacar o esconder algunas deficiencias personales, tal y como lo calificaron diversas editoriales periodísticas, luego de aquella deplorable experiencia en la FIL 2011 de Guadalajara.

El hecho es que será el siguiente inquilino de Los Pinos, aún con toda la marea de denuncias, impugnaciones y manifestaciones a nivel nacional e internacional. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, validará su “triunfo “ con o sin presión, con o sin amordazamientos , amenazas y sobornos. Aunque la OEA tenga en buen concepto el proceder del IFE, difícilmente habrán de olvidarse las maniobras mexicanas que vistieron- empañaron a esta elección. Se concretó un esquema que no hizo sino sostener objetivos particulares sobre los colectivos. La defensa del voto que grita, Andrés Manuel López Obrador, nuevamente se irá al cajón de los expedientes cerrados, o bien, a una eventual “fiscalía especial para delitos del pasado electoral” . Su consulta estará supeditada a quienes la integren: magistrados y abogados, impuestos por el mismo rector gobernante. La censura, una vez más, estará- como aquél teléfono rojo- en las salas de redacción y edición de los diferentes medios de comunicación impresos, electrónicos y cibernéticos; habrá que matizar contenidos a fin de no estropear intereses político- mercantiles. En este escenario , para no perder la costumbre, reinará por supuesto una impune burocracia dorada , tan sedienta como negligente, que habrá de ajustarse al nuevo y ancho mobiliario, pues le asegurará atractivos ingresos mensuales. Los actores políticos esperan el visto bueno o la condena histórica , aunque esta última, es lo que menos importa, …el trabajo resultó , se hizo, y se hizo muy bien… dirán!

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