Por : Leticia Arana
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Inocultable ya la desesperación que embarga a los candidatos punteros en la elección federal y estatal, a escasos días de que finalice su “correría apostólica” e intencional discurso, tan inverosímil como inconstante, fabricado con un solo propósito: acaparar simpatías o adormecer conciencias, como todos los que se diseñan campaña tras campaña.. Aquí vale destacar la creatividad político-mercantil para vender lo mejor posible a los candidatos. Las formas podrían modificarse, pero no los contenidos ni mucho menos el fondo de lo que pretende o promueve en realidad un candidato, independientemente del partido o movimiento que lo impulse, pues su principal objetivo, como sabemos, es llegar.. cómo? .. pues como sea.
La retórica o forma de dirigirse –oralmente – a quienes lo siguen, a los que se reúnen en plazas ya sea a voluntad propia, civilidad, aunque son los menos, morbo, diversión, u obligados por necesidad – compromiso laboral, educativo, sindical- tiene forzosamente que ser lo más elocuente posible, excedida, al grado de plantear “ promesas difíciles de cumplir o alcanzar ” y ellos lo saben, porque en este país, en este Estado, el principal problema, es la falta de liquidez o solvencia moral y monetaria, para hacerle frente a los numerosos problemas sociales. Su postura “salvadora” en el discurso, no cabe en el hartazgo de la gran mayoría, cada vez más crítica y enfurecida frente a las injusticias, desfalco, corrupción, impunidad, y desvergüenza de quienes también hicieron campaña, o sea sé, los que ahora felizmente detentan cargos públicos.
Frases demagógicas como : “ darle valor a tu trabajo “ “lograré que ganes más que tengas más y te alcance..” “Conmigo reconstruiremos la paz, habrá mejores condiciones para jefas de familia, indígenas,..” “pensión para el adulto mayor…” “ vales de medicina, si el seguro te los niega, el gobierno te los pagará…” “ combatiré a la corrupción…” “ no más salarios insultantes en la clase dorada del gobierno..” “ bajaré los costos de la luz, el gas y gasolinas..” “ todos los estudiantes no pagarán el transporte…” “ más y mejores empleos…” “mayor transparencia y rendición de cuentas…” “..impulsaré un gobierno que dé mejores resultados…” “ tipificaré el enriquecimiento inexplicable como delito …” “ ..quiero lograr un México incluyente y sin pobreza ..” “ .. en mi gobierno habrá seguro de desempleo, invalidez, seguro de vida a Jefas de Familia, programa de mochila completa gratuita en todas las escuelas…” “todos los niños de quinto y sexto, tendrán computadora…” etc, etc…… no hacen más que sembrar la duda, alimentar el descontento o desconfianza, hastío e incredulidad; son anclas lingüísticas que desde
luego ofenden la inteligencia de gran parte de la población. Esta elección a punto de concretarse, sin duda distinguirá a México como un país falsamente ansioso de recapitularse, frente un creciente desprestigio por la extendida inseguridad, la disputa legislativa- ejecutivo y una economía frenada. Un país sujeto, sin remedio, a la lupa, crítica y medición de los observadores internacionales. Las urnas esperarán el voto duro de la complicidad… o el útil de la esperanza…?