Una mujer paralizada tras un infarto hace quince años ha podido mover, con el cerebro, un brazo robótico que le permitió beber por sí misma café de una botella, informaron los investigadores.
“Fue notable ver la sonrisa en su rostro”, dijo Leigh Hochberg, de la Universidad Brown en Providence (Rhode Island), quien encabeza el proyecto.
“Después de años de iniciada la parálisis, encontramos que todavía era posible registrar las señales del cerebro que transmiten información multidimensional acerca del movimiento, y que se puede usar esas señales para mover un objeto externo”, añadió.
“Éste es un paso clave e importante en el desarrollo de una tecnología que restablezca la comunicación o la movilidad para personas que no han podido mover sus brazos o piernas”, dijo Hochberg.
Los investigadores sostienen que el experimento es la primera demostración de una prótesis controlada por el cerebro en la cual un brazo y mano se extienden y son capaces de sostener y alzar un objeto.
Según explicaron los investigadores, en años recientes otros pacientes han sido capaces de mover un brazo robótico y han movido un cursor en la pantalla de una computadora simplemente pensando en el movimiento.
Los científicos de Brown, con financiación de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., implantaron un electrodo, del tamaño de una aspirina para niños, en el cerebro de dos pacientes. Ambas personas habían sufrido infartos en el tronco del encéfalo que los dejaron paralizados.
Si bien los cerebros funcionaban normalmente, quedaron cortadas las comunicaciones con los músculos del resto del cuerpo, dejando a los pacientes tetrapléjicos e incapaces de hablar.
El microprocesador colocado en la corteza motriz, la franja del cerebro que controla el movimiento, “escuchó” las señales generadas por las células cerebrales cuando los pacientes pensaban acerca de mover sus propios brazos.
Una computadora leyó esa señal, la interpretó y envió mensajes de movimiento al brazo robótico.
Uno de los pacientes sometidos a estas pruebas, un hombre de 66 años, indicó que bastó con que imaginara que movía su propio brazo y el brazo robótico “se movió”.
Además, la mujer, que ha conseguido beber con el brazo robótico, el año pasado ya había tocado y tomado con dos brazos robóticos diferentes pelotas de esponja colocadas sobre una mesa.
La mujer de 58 años pudo tomar los objetos exitosamente la mitad de las veces que lo intentó con un brazo hecho por la compañía Deka como prótesis para amputados.
Con el otro brazo robótico, hecho por el Centro Aeroespacial Alemán, la mujer tuvo éxito el 70 por ciento de las veces.
“Al principio tenía que concentrarme y enfocarme en los músculos que usaría”, dijo la paciente Cathy Hutchinson a los investigadores mediante comunicaciones asistidas por computadora.
El equipo de científicos, ingenieros, matemáticos y científicos de computación en la Universidad Brown, la Escuela de Medicina de Harvard y otros institutos trabajaron en el interfaz de cerebro y computadora, llamado BrainGate, por más de una década.
El avance más importante, explicaron los científicos, fue la programación de las computadoras para que interpreten las señales del cerebro como movimientos del brazo y la mano.
EFE