“A mi todavía me tocó trabajar con Maisterrena,” recuerda Don Ramón González, “yo era caponero, me iba en la mula y acarreaba la cosecha desde El Colomo hasta Puerto Vallarta, la llevaba a la casa Carranza, llevaba tabaco en 30 mulas que tenía el hacendado. Empecé a trabajar desde los 8 años, porque a esa edad ya eras hombre.”
A Don Ramón le pagaban cincuenta centavos entre semana y los sábados, dos pesos y cincuenta centavos en una boleta para la tienda de raya. De la Hacienda, recuerda que hay un edificio que quedó “frente a unos tamarindos que hay en el cuadro”, lo que resultó muy interesante descubrir que se conservó un edificio de aquellos tiempos de esplendor porfirista.
Fidel Jiménez Castañeda, quien vive en el único edificio que queda de lo que fue la Hacienda de los Maisterrena en El Colomo cuenta lo que fue de aquéllos tiempos: esta habitación era donde tenían los aparejos de las mulas. Para allá era la Troje, donde almacenaban el maíz que se producía en la hacienda, porque lo que se sembraba estaba controlado por el hacendado y lo que se juntaba aquí se almacenaba. Había una máquina de mano donde molían el maíz, para aquel lado estaban las caballerizas donde estaban las mulas para las carretas que llevaban el tabaco y el maíz a vender a Puerto Vallarta.
Maisterrena tenía una casa en Vallarta que está por el lado del malecón, donde está la presidencia para atrás, ahí está la casa de Maisterrena, pero ya diferente. Mi madre era familiar de ellos, se llamaba María Castañeda Murillo. A mí me tocó conocer a los hijos de Maisterrena, porque venían cada año a ver la hacienda, un tío mío era el administrador de la hacienda de aquí de El Coatante, ahí estaba otra hacienda y él era el administrador, Agustín Castañeda Murillo y venía cada tres o cuatro días a vernos porque a nosotros nos tocó todavía vivir en la hacienda, ya en los últimos años.
Estuvimos en una casa que está a la entrada de la calle, pero como era familiar mi madre, nos mandaron a la casa principal de la hacienda que estaba donde ahora está la escuela y ahí nos quedamos. Cuando se funda el ejido nos dejaron un terreno, donde termina esta construcción, ahí pasaba la línea de protección de la hacienda, para allá era el ejido y a nosotros se nos quedó esta parte, de lo rojo para acá.
Al ejido le dieron 1920 hectáreas, lo que le tocó al ejistydo de San Juan y Las Palmas que eran anexos al Colomo, El Coatante también. De la hacienda queda este edificio y unas 20 casas que quedan por aquélla calle, las hizo la hacienda para los trabajadores, eran como 30, porque aquí atrás pasó el primer canal pero no dio resultado, fueron casas que se hicieron todavía en vida de Maisterrena.
Aquí había tienda de raya, donde estaba la casa principal de la hacienda, me tocó conocerla, ahí le pagaban a los trabajadores. La hacienda tenía como 12 ó 15 cuartos, aparte tenía un corredor de arco de cada lado. La hacienda se destruye como por el año del 55, se cayó, porque ya no le dieron mantenimiento, era de vigueta y tenía ladrillo y se cayó porque tenía teja encima. El mismo comisariado hizo las aulas para la escuela con un fondo que tenían en el banco. Las aulas son nuevas, la hacienda se acabó totalmente. Con lo que quedó de la casa hicimos la plaza a nivel. La iglesia que está ahora, quedó en lo que era la capilla de la hacienda, pero estaba al revés, ahí daba clases un maestro federal que se llamó Ciro Martínez, él fue quien vino a dar clases por primera vez, yo estaba chiquito. Luego se remodeló y se hizo la capilla que está ahorita.
Esta hacienda producía maíz, frijol y últimamente tabaco, que llevaban en carretas hasta Puerto Vallarta, ahí lo embarcaban, en carretas de rodado de fierro y bueyes, en eso llevaban el maíz y el tabaco a Puerto Vallarta, que antes se llamaba Las Peñas, era chico todavía entonces y luego le cambiaron de nombre, era puerto Las Peñas.
Estaba cerca la hacienda de El Tecomate, de San Juan de Abajo como a dos kilómetros a mano derecha, donde están unos semilleros, para allá estaba la hacienda y todavía se ven las bardas de la hacienda, esa tenía una parte de San Juan, porque la mayor parte de ese pueblo lo agarraba la hacienda de Maisterrena.
Había una hacienda de Tezcalame, pero ya estaba por el arroyo de Las Mesas. Y estaba también la compañía Montgomery que plantó los platanares en Jalisco y tenía una parte de El Colomo y San Juan de Abajo, era platanera, a mí me tocó conocer un puente de arco, grande, por donde pasaba una plataforma por donde llevaban los plátanos para embarcarlos, pero el rio como se desvió quedó en lo seco el puente y tuvieron que modificar todo eso. Ahí en Ixtapa todavía hay casas de ese entonces, está una casa de adobe redonda que decían que era fortín, para alguna cosa de alguna invasión, con claraboyas, iba a la desembocada y me tocó conocer el fortín ese, es una pared de adobe grueso que dicen que no lo pasaban las balas.
Estos tamarindos ya estaban aquí cuando llegó mi papá a estas tierras, eran nueve tamarindos, solo quedan dos, yo creo que tendrán más de cien años. Agustín Jiménez Rosales, mi padre, tenía unos platanares y palma de coco.
Fortino Covarrubias fue quien inició la lucha agraria, era 25 personas que empezaron a hacer el comité para la expropiación de la hacienda, se me escapan a la memoria pero eran Amado Rosales, Doroteo Alvarado, Ramón Villegas, Isabel Moreno, Rosendo Aréchiga, Cleofas Peña, y otros que iniciaron la expropiación. El 13 de julio es el aniversario del ejido de El Colomo, en 1935 fue cuando entregaron lo provisional, fue unos de los primeros, pero el ejido de Valle de Banderas fue dos años antes.
A Fortino lo mataron en la siguiente cuadra, no sé si por los mismos hacendados o quién sabe, pero todavía alcanzó a entregar las tierras a los ejidatarios, concluyó su relato Don Fidel Jiménez Castañeda.