La propuesta de un juez del Supremo de México para liberar a la francesa Florence Cassez, quien purga una sentencia a 60 años por secuestro, expone la ineficiencia del sistema de justicia y el papel de los medios de comunicación como “verdugos” de los acusados, según varios expertos.
Históricamente, en México “gran parte de la justicia se dirime en el espacio mediático”, dijo hoy a Efe el periodista Marco Lara, especializado en temas de delito, violencia y derechos ciudadanos.
Según datos de organizaciones civiles y de las propias agencias del Estado, sólo el 20 % de los delitos son denunciados, y de éstos apenas un 1 % son castigados, señaló.
“Entonces hablamos de un sistema de justicia penal absolutamente ineficiente, pero que además genera incentivos para violar la ley” por el bajo riesgo que implica delinquir, aseveró.
Esto propicia que las autoridades policiales y judiciales se dediquen a “mostrar la supuesta eficacia de las instituciones ineficientes y corruptas en el espacio mediático; y esta es una práctica recurrente, persistente y sistemática”, destacó el experto.
El debate ha resurgido en México con las derivaciones legales del caso de Cassez, arrestada el 8 de diciembre de 2005 junto a su novio, Israel Vallarta, presunto jefe de la banda de secuestradores Los Zodíaco, y quien fue llevada a un rancho a fin de que participara en un montaje televisivo preparado por las autoridades.
El montaje, realizado al día siguiente, simuló una operación en vivo en la cual la policía mexicana arrestaba a la francesa y a su novio.
Más de seis años después, este tema y otros vicios del proceso llevaron al magistrado Arturo Zaldívar, de la Suprema Corte de Justicia, a plantear recientemente la liberación de la reclusa en un dictamen que será debatido por el alto tribunal el 21 de marzo.
En opinión de Lara, es claro que Zaldívar está aplicando el criterio del sistema penal acusatorio, introducido en México mediante una reforma constitucional en 2008, según el cual si en una detención se violan los derechos humanos de un sospechoso, todo el proceso penal subsecuente es inválido.
“Esto no significa que Cassez quede absuelta, sino simplemente que tendría que volver a ser juzgada”, añadió.
Sin embargo, la reforma de 2008 aún no se aplica en todo el país pues existe un plazo hasta 2016 para homologar los códigos penales locales.
Por ello, en gran parte de México prevalece el sistema inquisitorio, “que se basa en la presunción de culpabilidad”, una noción que el periodista calificó como medieval.
El candidato izquierdista a la Alcaldía capitalina, Miguel Ángel Mancera, destacó que este caso supondrá un “parteaguas”, ya que el Supremo deberá fijar su criterio cuándo concurren los principios de culpabilidad, inocencia, “debido proceso” y derechos humanos.
En un artículo “¿Inocente o culpable?”, la periodista Carmen Aristegui coincide en que este caso “está llamado a ser paradigmático”.
Además, destaca que el dictamen de Zaldívar debería provocar un “cese fulminante” de Genaro García, entonces jefe de la corporación que capturó a la francesa y hoy titular de Seguridad Pública, a quien calificó como un “funcionario incombustible” que cuanto “más incompetencia demuestra… más promociones recibe”.
En relación al papel que jugaron los medios que transmitieron en vivo el montaje, señaló que el ministro del Supremo fue “benévolo” con las cadenas de televisión, una de las cuales, recordó, trató de “endilgar” la responsabilidad del engaño a uno de sus periodistas.
“Llama la atención que (las cadenas) hayan asumido, tan pasivamente, el haber formado parte de una manipulación gigantesca” sin dirigir reclamo alguno a las autoridades por el engaño, apuntó Aristegui.
Sobre el montaje, Lara fue más allá al señalar que los representantes de las televisoras sabían lo que estaba ocurriendo -“esas cosas se pactan”-, y además todos los medios lo recogieron y satanizaron a Cassez.
“Por eso hay que pedir perdón. Un periodismo que no se disculpa es un periodismo que no cambia”, sostuvo el experto, quien resaltó el papel que han desempeñado los medios como “apéndices de un sistema de justicia penal basado en el castigo y no en la justicia”.
“O dicho de otro modo, el papel de los periodistas ha sido liberar el seguro de la cuchilla para que caiga sobre la cabeza de los imputados. Somos verdugos mediáticos”, lo que genera una enorme distorsión en la convivencia democrática”, expuso.
EFE