Punta de Mita es reconocida mundialmente por sus hoteles exclusivos de la más alta clase y sus campos de golf categoría Professional Golf Association, pero esta región de Bahía de Banderas ofrece mucho más para todos los visitantes.
Se dice que fue en esta parte de la Bahía donde estaba asentado el antiguo pueblo de Tintoque, lugar donde se escenificó la cruenta batalla entre la expedición española comandada por Francisco Cortés de Buenaventura y los indios banderas, quienes resistieron al conquistador español.
Aunque el pueblo de Tintoque desapareció, hoy están asentados dos pueblos de pescadores, el de Higuera Blanca y Emiliano Zapata, este último pueblo lleva el nombre en honor al caudillo de la Revolución Mexicana, cuya lucha por dotar de tierras a los pueblos campesinos, dio origen al ejido. Estos dos pueblos conservan el sabor del México rural, con ese aire campirano que se respira en sus plazas.
Estos pueblos están enclavados en medio de las playas de Litibú, Punta Negra y Emiliano Zapata, que ofrecen al visitante un oleaje ideal para practicar el surf.
Además en El Anclote hay mucho que ver, pues hay una variedad de restaurantes, donde se puede disfrutar comida del mar, o saborear el platillo de la región, el pescado “sarandeado” que recibe su nombre porque es cocinado a fuego lento mientras se sazona se le va dando vuelta, también hay hoteles, tiendas y escuelas de surf. En el paseo de El Anclote encontramos al Hotel Coral, con su restaurante bar, para quienes gustan de la comida internacional está el Hotel del Mar y su Café des Artistes, también está Mariscos Tinos, Restaurante Rosa Mexicano, Margaritas Restauran Bar, Anclote Original, Restaurante Bar Rocío, Pizería Viaggio, además de escuelas de surf, boutique Scarlett, Bakery Coffe, Hotel Mesón de de Mita, el restaurante Si Señor de comida Mexicana, hay artesanías y además hay un safari a las Isla Marietas, así como, paseos para ver las ballenas durante el invierno.
Si lo prefiere, puede caminar por la extensa playa de Emiliano Zapata y encontrar playas desiertas y secretas, o pasar la tarde en la playa de Litibú, que tiene oleaje suave y es ideal para los aficionados a la fotografía.