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Dejan de ser Pemex y CFE Paraestatales

lunes, 21 de julio del 2014

Distrito Federal ─ Con 89 votos en favor y 27 en contra, el pleno del Senado aprobó las nuevas leyes de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con las cuales dejan de ser paraestatales y se convierten en empresas productivas del Estado.

Con los cambios del tercer dictamen, Pemex y CFE se liberan de la carga burocrática de las secretarías de Hacienda y Energía, para que enfrenten la competencia del nuevo sector energético, sin lesionar los derechos de sus trabajadores en activo, jubilados y pensionados.

De acuerdo con las leyes aprobadas ayer —por la mayoría conformada por PRI, PAN y Partido Verde— Pemex y CFE son empresas productivas del Estado, “de propiedad exclusiva del gobierno federal, con personalidad jurídica y patrimonio propios y gozarán de autonomía técnica, operativa y de gestión, conforme a lo dispuesto en la presente ley”.

Con las modificaciones se pretende que el gobierno se retire de la administración de ambas empresas, lo cual no significará que pierda el control de las mismas.

Anoche, las comisiones unidas de Energía y Estudios Legislativos propusieron al pleno dejar en claro que la transformación de Pemex y CFE, de empresas paraestatales a empresas productivas del Estado, no afectará a los trabajadores ni las conquistas laborales; de hecho, los sindicatos petrolero y electricista conservan su facultad de decidir sobre la contratación de empleados.

Aprueban proteger a los trabajadores; el Senado dio luz verde a las nuevas leyes de Pemex y la CFE

Pasarán de ser empresas paraestatales a empresas productivas del Estado.

Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dejarán de ser paraestatales y se convertirán  en empresas productivas del

Estado, liberadas de la atadura burocrática de las secretarías de Hacienda y Energía, para que puedan hacer frente a la competencia del nuevo sector energético, sin lesionar los derechos de sus trabajadores en activo, jubilados y pensionados.

Ayer, el pleno del Senado aprobó en lo general (89-27) y en lo particular (88-26) las nuevas leyes de Pemex y CFE, con la meta de que cuenten con la fortaleza para cumplir su misión de trabajar para que México obtenga el mayor beneficio económico de su potencial energético.

Críticas. PRD y PT insistieron en que estas leyes desmantelan y  privatizan a Pemex y CFE, constituyen una traición a la patria y ponen en riesgo los empleos de miles de trabajadores.

“Petróleos Mexicanos tiene como fin el desarrollo de actividades empresariales, económicas, industriales y comerciales en términos de su objeto, generando valor económico y rentabilidad para el Estado mexicano como su propietario, así como actuar de manera transparente, honesta, eficiente, con sentido de equidad y responsabilidad social y ambiental, y procurando el mejoramiento de la productividad para maximizar la renta petrolera del Estado y contribuir con ello al desarrollo nacional”, dice la nueva Ley de Pemex.

“La Comisión Federal de Electricidad tiene como fin el desarrollo de actividades empresariales, económicas, industriales y comerciales en términos de su objeto, generando valor económico y rentabilidad para el Estado mexicano como su propietario.

“En la ejecución de su objeto, la Comisión Federal de Electricidad deberá actuar de manera transparente, honesta, eficiente, con sentido de equidad, y responsabilidad social y ambiental, procurando el mejoramiento de la productividad con sustentabilidad para minimizar los costos de la industria eléctrica, en beneficio de la población y contribuir con ello al desarrollo nacional.

“Asimismo, la CFE garantizará el acceso abierto a la Red Nacional de Transmisión y a las Redes Generales de Distribución, la operación eficiente del sector eléctrico y la competencia”, dice la nueva ley de CFE.

De acuerdo con la ley actual, Pemex es “un organismo descentralizado con fines productivos, personalidad jurídica y patrimonio propios, con domicilio en el Distrito Federal, que tiene por objeto llevar a cabo la exploración, la explotación y las demás actividades a que se refiere el artículo anterior, así como ejercer, conforme a lo dispuesto en esta ley, la conducción central y dirección estratégica de la industria petrolera”.

Las nuevas leyes aprobadas ayer por la mayoría del PRI, PAN y Partido Verde, dice que Pemex y la CFE son empresas productivas del Estado, “de propiedad exclusiva del gobierno federal, con personalidad jurídica y patrimonio propios y gozará de autonomía técnica, operativa y de gestión”.

El Senado aprobó estas dos nuevas leyes que precisan, en sus exposiciones de motivos, que el nuevo diseño es similar al de empresas internacionales de vanguardia.

Facultad de decisión

A propuesta de las comisiones unidas de Energía y Estudios Legislativos, el pleno introdujo cambios para dejar en claro que esta transformación de Pemex y CFE de empresas paraestatales a empresas productivas del Estado no afectará de forma alguna a los trabajadores ni a las conquistas laborales.

Los sindicatos de petroleros y electricistas conservan su facultad de decidir sobre la contratación de empleados para ocupar plazas sindicalizadas.

De igual forma, los cambios propuestos por las comisiones unidas aclara que la política de contratación, de evaluación del desempeño y de remuneraciones del resto del personal de Pemex y CFE, sus empresas productivas subsidiarias y de sus empresas filiales, deberá “cumplir con lo dispuesto en la legislación y en el contrato colectivo de trabajo vigente aplicables”.

Refrenda que la negociación salarial de los sindicatos será con el director general, no con el nuevo Comité de Recursos Humanos y Remuneraciones, creado en estas nuevas leyes como parte del Consejo de Administración de ambas empresas.

También deja en claro que la modificación de la naturaleza jurídica de Pemex y CFE, sus organismos subsidiarios y filiales “no deberá afectar en forma alguna los derechos de sus trabajadores en activo ni los de sus jubilados y pensionados”.

Agrega que Pemex y CFE, sus organismos subsidiarios y filiales, “con la participación de la representación sindical”, establecerán los mecanismos que resulten necesarios para la debida capacitación de sus recursos humanos, con la finalidad de garantizar su eficacia, productividad y competitividad en la industria de los hidrocarburos y en la consecución de su objeto.

“El verdadero nacionalismo no es el que cierra las puertas al extranjero para seguir vanagloriándose de falsas victorias. El verdadero nacionalismo es el que le da la cara a los retos, el que confía en la capacidad de su gente y en el trabajo de todas y todos los mexicanos. Con este dictamen dotamos a nuestras empresas productivas de todas las herramientas para que puedan salir al mundo, y resultar victoriosas”, explicó en tribuna el presidente de la Comisión de

Energía del Senado de la República, el priista David Penchyna.

“Con este dictamen, Pemex y CFE podrá ser lo que todos queremos, para seguir sintiéndonos orgullosos de lo que hasta ahora han logrado y también de lo que en las próximas décadas deben lograr y alcanzar mejores metas.

“Pemex y CFE no se desmantelan. Pemex y CFE siguen siendo de las y los mexicanos. Estamos seguros que en los próximos años a México le espera un mejor futuro de lo hasta hoy alcanzado”, añadió.

La panista Sonia Mendoza, quien habló en nombre de la Comisión de Estudios Legislativos Primera, destacó que “los derechos laborales de los trabajadores de Pemex y la CFE,  y de sus organismos subsidiarios serán respetados en todo momento”.

Los ajustes

Con los cambios aprobados ayer por el Senado, Pemex y la CFE serán empresas productivas del Estado,  y ya no paraestatales.

Si bien como paraestatales también eran organismos descentralizados con fines productivos, es decir, con personalidad  jurídica y patrimonio propios, no tenían autonomía técnica, operativa y de gestión.

Ahora, en cambio, el propósito es que Pemex y la CFE sí tengan autonomía técnica, operativa y de gestión, lo que significa que no tendrán esas ataduras con las secretarías de Hacienda y de Energía.

Entre los principales argumentos de estos cambios está el de que se requiere de una radical transformación, a fin de dotarlas de una estructura auténticamente empresarial.

Así, serán diseñadas como verdaderas empresas privadas, pero sin dejar de ser ciento por ciento propiedad del Estado.

Se les asignará un régimen jurídico flexible que permita la mayor autonomía operativa posible.

El Estado como propietario, no como administrador.

Uno de los ejes fundamentales es el de transformar  el rol del Estado mexicano. Así, la meta es que el gobierno se retire de la administración de Pemex y de la CFE, lo que no significa que pierda el control de los mismos.

El Estado mexicano tendrá entre sus funciones como propietario definir su objeto y actividades que realizarán.

Determinar las reglas mínimas de organización y designar a los miembros del Consejo de Administración.

Definir el dividendo a entregar, con base en los resultados financieros y recibir informes sobre la marcha de cada empresa.

Excélsior

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