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Jazmín Cámara
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Puerto Vallarta, Jalisco
Ana Carstea de 73 años, pasó la noche sentada en una silla de ruedas dentro del Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta, Gustavo Díaz Ordaz.
Luego de pasar unas vacaciones en este destino, la estadounidense de origen rumano se disponía a regresar a su hogar en Chicago, Illinois; sin embargo, se supo que que por una inconformidad con su asiento, discutió con el personal a bordo del vuelo 34 de Frontier Airlines y le ordenaron bajar de la aeronave.
Una vez de vuelta en la terminal aérea, se refugió por más de 20 horas con sus maletas cerca de los filtros de seguridad, manifestando no tener dinero para comprar otro boleto de regreso, únicamente los 40 dólares que utilizaría para pagar el taxi del aeropuerto a su casa.
Mientras esperaba a que amaneciera para arreglar su situación, elementos de la Policía Federal le ofrecieron agua, comida y algo para cubrirse del frío.
De igual manera y pese a que el caso no les compete, personal de la administración a cargo de Francisco Villaseñor; Laura Palomera y el jefe de seguridad, Teodoro Vargas, estaban al pendiente y dispuestos a apoyar a la afectada dentro de sus posibilidades.
Situación contraria con el Consulado Americano, quienes hablaron con su conciudadana por teléfono, pero no se presentó nadie en el lugar para auxiliarla.
Alrededor de las 8:30 de la mañana de este miércoles, una empleada de Frontier acudió a ella para pedirle la silla de ruedas propiedad de la empresa, argumentando que ya no tenían responsabilidad alguna ni motivo para dejársela, también le dijo que toda esta situación había sido su culpa, algo que Carstea negó en todo momento.
Ana, quien lucía notablemente cansada y con problemas para caminar, relató que había adquirido un paquete vacacional con la empresa Apple Vacation, la cual al recibir el reporte de lo que sucedió a bordo deslindó porque el servicio fue cubierto hasta el abordaje en el vuelo de regreso y la única solución era comprar un boleto para la siguiente salida.
Se cuestionó al promotor de la empresa turística, Ismael Dueñas, sobre alguna solución para la pasajera varada, y este informó que habría una posibilidad de asignarle un asiento en un vuelo programado para el viernes.
“Lo unico que Apple puede hacer es subirla a uno de los vuelos charters sin ningun cargo, la otra sería que la clienta pagara su boleto de avión”, no obstante, este vuelo no llegaría a Chicago, sino a un lugar ubicado a cuatro horas de allí.
Cabe mencionar que luego de conocer sobre el caso, el director de Turismo Municipal, Carlos Gerdard, se presentó en el aeropuerto y tuvo la oportunidad de charlar con la mujer. El funcionario le ofreció una opción de hospedaje sin costo, mientras confirmaban su regreso en los siguientes dos días. La turista accedió y fue trasladada a un hotel para que descansara.
Por otra parte se buscó una explicación por parte de la línea aérea, pero el encargado, Luis Bonilla, se negó a proporcionar datos, indicando que por políticas de la empresa, solamente el área de comunicación en Estados Unidos está autorizada a rendir algún informe. Además, ante los cuestionamientos, el empleado llamó al personal de seguridad para que los medios de comunicación presentes fueran retirados.
