Cuando llegue a Aguamilpa solo había 30 casas, comenta doña Guadalupe Contreras Briseño, quien se avecindó en ese pueblo allá por el año de 1953, y quien según dicen los vecinos del pueblo conoce la historia de esa región.
Nací en un pueblito de Jalisco que se llama San Pablo, dice Doña Guadaluope, arriba de la haciendita, cuando uno deja el rio hay un arroyo, de “Los Reyes”, da uno vuelta y llega uno al pueblo. Acá en Aguamilpa no era de Maisterrena, a los de La Ceiba él les regaló ese pedazo, a un señor que se llamó Aurelio Inda, para acá era propiedad de los Cueto y luego la gente se adueñó de las tierras. Ahora ya decimos mi tierra, mi parcela, porque finalmente se hizo ejido.
A diferencia de los pueblos de Bahía de Banderas, Aguamilpa se asentó sobre tierras rentadas a unos terratenientes, comenta Doña Guadalupe: La dueña de las tierras era María Rodríguez, quien se las dejó a uno de los nietos, Pancho Cueto. Ese señor mandaba en el ganado y las tierras, pero los campesinos no estaban de acuerdo con él, un día un señor tenía su cantinita y tenía tocadiscos, vivía en la Quebrada, ahí se ponían a tomar y los otros iban a codear, se enojaron y mataron a los Cueto.
Cuando venimos a este pueblo ya no le pagan la renta al señor que quedó de administrador y cada quien agarró un pedazo de tierra. A mí me gustaba ir cuando se hacían las juntas a estar por fuera oyendo; uno de los Cueto duro como 20 días en morirse, Pancho Cueto se murió rápido al otro le quebraron la espalda.
Nosotros vivíamos en las lomas Jalisco, el rio es lindero para acá Nayarit y para allá Jalisco y nos venimos por el 53. Uno llegaba a estas tierras por el lado de Jalisco, hay un rancho que se llama San Juan de Arriba, acá es San Juan de Abajo, en las secas podemos atravesar por el rio Ameca, en las lluvias ya no. La gente que se animaba a pasar el rio agarraba el cerro, por acá para subir al pueblito Hacienda de San Isidro, de por allá veníamos nosotros, del lado de Jalisco, por San Sebastián del Oeste.
Como había tierras, la gente se fue avecindando y se fue haciendo grande Aguamilpa, unos se van pero otros llegan, se sembraban los comiles y maíz y en las secas sembrábamos sandia. Hoy los jóvenes se van a estudiar a Vallarta, uno de mis nietos se fue a Chapingo, otro a Tepic, y otro a Vallarta, pero hay quienes seguimos es este pueblo, concluyó Doña Guadalupe.
Aguamilpa es el último pueblo grande, enclavado en la sierra de Vallejo, a donde bajan de los pequeños caseríos y pueblos que hay en la sierra para abastecerse de alimentos o vender ganado, es el México rural que le da identidad al municipio de Bahía de Banderas.