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El papa Francisco pronunciaba una homilía, pero un niño acaparó toda la atención. Francisco hablaba en la Plaza de San Pedro sobre la importante función que desempeñan los abuelos cuando el niño caminó detrás de él y con toda confianza se subió a la silla blanca del pontífice.
El Vaticano dijo que Francisco estaba rodeado de feligreses de avanzada edad y de sus nietos el sábado durante un acto en el que habló en favor de la vida familiar cuando el niño, vestido con pantalones vaqueros y camiseta, subió al estrado.
Como si fuera un abuelo indulgente, el papa permitió que el niño explorara el lugar serenamente ante decenas de miles de personas. El papa sonreía leyendo su discurso, mientras el niño se sentaba en la silla desocupada, lo miraba e incluso llegó a abrazarlo por las piernas.