Pacquiao VS Márquez

Por Edel García

Este pasado sábado presenciamos uno de los duelos mas entretenidos del pugilismo profesional. Sin dudas no solo México estaba en vela, creo que lo estaba mucha parte del mundo amante del deporte de los puños. Es que desde el tercero o el segundo de los enfrentamientos entre Manny y Márquez ya habían adquirido un matiz especial.

Uno no sabe bien por qué pero qué persona no dejaría que le quitaran el sueño sino estos dos colosos. Sigo analizando el hecho de que cuando gana alguien lejano que ni siquiera conocemos, aunque sea de esta tierra, es como si todos hubiéramos ganado. No recibimos golpes, no nos cansamos, no se nos da parte de las jugosas ganancias pero es como si estuviéramos en las venas de cualquiera de los héroes nacionales que nos ha sacado alguno que otro salto del asiento.

En el duelo particular de estos dos ya era un combate personal, un combate de orgullo. Detrás de las medidas palabras y los saludos educados entre los dos había coraje oculto. Ya se veía durante los viajes de promoción que hicieron alrededor de Filipinas, México, los EUA y otras partes que fueron. Manny ya era cuestionado en la misma patria donde antes era un héroe nacional, mientras que muchos en la versión número tres de los enfrentamientos vieron ganar al mexicano.

Las Vegas es un foro de negocios, de lo visual, es un área y un parte aguas del box pero no dejemos de ver la realidad tras el espectáculo: hay que ganar dinero. Más de una vez he escuchado hablar a los profesionales acerca de este hecho. No conozco uno que pelee solo por el placer. Muchos de ellos por no decir todos, tienen deudas, pagos, compromisos y es el trabajo que hacen para entretener al mundo con su arte arriba del ring.

Solo me quito el sombrero ante Márquez. Es un profesional de la cabeza a los pies. Hacia mucho tiempo que no veía a alguien que a sus 39 años fuera tan disciplinado y apegado a la estrategia a seguir. Nada de excesos, nada de estímulos de otro tipo, nada de hablar de más, nada de provocar. Solo pelear y dar lo mejor de si en el ring.

Por otra parte Pacquiao de 33 años es considerado uno de los mejores libra por libra. Rápido, de pegada brutal, un zurdo de varias tácticas y amante de fugaces entradas para fulminar al contrario. Dedicado a la religión y con hábitos fuera de lo común en el mundo del pugilismo. En los enfrentamientos personales con el mexicano llevaba el record de 2-0-1.

Venía precisamente de perder por decisión con Tim Bradley Jr, un norteamericano que jamás vi que hiciera nada. Una forma de decirle al filipino que se pusiera fino…además, los jueces estaban en la mira por sus “decisione$” controversiales. El mismo Marquéz no quería ya que se hiciera otra pelea con Manny en Las Vegas precisamente por e$o.

El mexicano no peleaba con otro púgil desde el 12 de noviembre de 2011 ante la noche confusa de las decisiones favorables por mayoría a Pacman. Estaba empecinado en demostrar su calaña, pero esta vez como él mismo diría: tenía que noquear. Hay veces donde las cosas tienen que ser indiscutibles para que te den el triunfo, de otro modo siempre te verás en la mar de interpretaciones. Con o sin razón.

Nacho Beristain (entrenador de Juan Manuel) lo sabía, creo que lo sabían todos. Manny accedió únicamente por la bolsa y porque ya decían que no había ganado de veras. Yo tampoco vi ganar al Pacman ese día. Márquez es la horma de sus zapatos al parecer.

La pelea…

Bueno, no soy experto en box pero he visto mucho más de cientos de enfrentamientos amateur y profesional. Sé de sobras que el sábado era especial, cada uno se había preparado como bestia para sacar los egos a volar en cada golpe.

La estrategia de Juan Manuel Marquéz es la misma de siempre. Es una contragolpeador nato que mueve muy bien la cintura y da pasos a los lados para esquivar las embestidas de su rival. No es muy técnico porque el único recurso valido que ostenta es el enfoque y su apego al estilo del contragolpeo. Este consiste en esperar al ataque contrario para acertar al suyo…es un peleador ratonero.

Manny por otra parte es un fajador de extrema velocidad y zurdo. No es de aquellos que espera, a él le gusta proponer, lo cual es algo propio de uno que busca noquear y destruir al rival. Es muy ligero y de manos rápidas. Sigo creyendo que el sábado no encontró la mejor manera de reconducir la pelea. En realidad había que ser más mental que emocional.

Todos vieron caer en la lona a Pacquiao de un derechazo volado de Marquéz. Era una advertencia de lo que se venía. El filipino no lo vio venir, no se lo esperaba porque el mexicano se limitaba a mantener la zona chica segura con golpes secos a los lados y al centro. Pero esta vez se atrevió. Manny tenía toma de película, no se podía creer, casi nadie lo había tumbado de esa manera.

En los restantes rounds parece que se atrevió algo más y Manny lo castigó con un zurdazo en plena cara. Consecuencia que le partió el tabique y empezó a sangrar feo. Aquí casi se cae el mexicano…Los que vieron la pelea y saben algo se dieron cuenta de que esperando y moviéndose un poco más dejarían el sangrado y al jab hacer su trabajo pero Pacquiao no lo vio así.

Se puso a buscarlo y buscarlo y en el sexto round, en su inmensa búsqueda del rostro del mexicano se topó de frente con su derecha brutal. Cuando cayó pensé en serio que no se levantaría más. Así de violento y fatal es el box para los que lo viven. La cara de su esposa era muy triste, de desesperación, ella no le interesaba ganar o perder sino que su esposo viviera. Con susto trataba de quitar las personas de su vista para poder ver qué sucedía con su marido.

Este no se levantaba mientras Marquéz corría a subirse a las cuerdas eufórico tras gritos, brincos, rostros emocionados, caras sonrientes, extrañadas y aplausos de Viva México. Aquel lugar se quería caer de la sorpresa…el gran Pacman había sido noqueado feo. Justamente en el mismo lugar donde muchas veces se proclamó campeón. Se había hecho historia en el Juan Manuel de todos, el más guerrero.

Muy bien por la deportividad de Marquez al saludar y respetar a Manny. Los grandes saben cómo ganar….¿ HABRÁ UNA QUINTA?