Las piñatas

Por Hugo Lynn Almada

Cuando era niño me encantaba pegarle a la piñata. No es que sea una afición muy exclusiva, pero recuerdo como me emocionaba desde días antes a la fecha en la que finalmente tomaría entre mis manos el madero con el que aporrearía el tradicional artefacto.

No sé muy bien que es lo que más me emocionaba, si el premio que prometían las entrañas de la piñata o la satisfacción de propinarle una paliza.

A veces la piñata se defendía. Un salto y abanicaba. Zzzzum, mientras el pedazo de madera rasgaba el aire.

De regreso, la piñata se ponía de modo y le asestaba el golpe, solo que, si éste no estaba bien ubicado se resentía una vibración dolorosa que me hacía soltar el palo. A veces ese dolor se extendía hasta las axilas, y no era extraño correr a buscar el abrazo de mamá para encontrar un poco de apapacho.

Como piñata debe sentirse ahora Ramón Guerrero. Y quizás también esté urgido de encontrar tranquilidad en el regazo de su señora madre. Un palo tras otro. Y Cuando apenas recibe uno, ya tiene el otro “niño” encima…

No sólo debe sentirse como piñata, sino también como aquellos chiquillos que se pasaban abanicando la piñata todo el tiempo sin poder propinarle un solo golpe, albergando en la mente la fantasía de un día agarrarla y romperla, como si se tratara de un sueño imposible.

Ayer, un tribunal le ordenó suspender la designación de delegados y agentes municipales. El amparo propulsado por los regidores del PRI, PRD, PVEM y PAN le obliga a dejar las cosas en el estado en el que se encuentran hoy.

Guerrero Martínez en campaña había prometido que llevaría la elección de delegados a la decisión de los ciudadanos, que habría elecciones en cada una de las delegaciones y que esa figura de la burocracia sería electa de manera directa, solo que, ya en el ejercicio de la administración municipal, reculó y decidió imponerlos armando una supuesta consulta ciudadana.

En la pasada sesión de Ayuntamiento los regidores de las fracciones minoritarias le presionaron a posponer el nombramiento hasta este miércoles; a la postre la actuación de los regidores resultó en una estratagema que les permitió detener el viciado proceso, mediante el cual Ramón Guerrero pretendía imponer delegados a su gusto.

Los regidores opositores vienen demostrando que son mucho más sagaces que todo el aparato de gobierno municipal. Ya son varias las palizas que, jurídica y políticamente le ponen a Guerrero Martínez y Roberto Ascencio, quienes se han convertido, virtualmente, en sus piñatas favoritas.

MANCHÓN PENAL

…Un abrazo mi querido Moy.