Por Hugo Lynn Almada
Qué mal está el Cabildo. No hay conducción ni certeza de cómo debe desarrollarse una sesión. Se nota una gran ignorancia y se permiten excesos que demeritan el nivel de ese órgano colegiado.
Por supuesto que el seno del Ayuntamiento es un lugar de discusión. Habrá que aclararles a los regidores que es en ese lugar donde debe darse el debate político y es en ese lugar dónde la voz de los ciudadanos se escucha a través de los ellos.
Por supuesto que las sesiones son públicas y abiertas, y Usted puede acudir a ellas como espectador. Lo que el ciudadano no puede hacer es el uso de la voz, y la autoridad municipal, y propiamente el Alcalde debe conminar a los asistentes a ser observadores, pero no partícipes de lo que ahí sucede.
Los únicos ciudadanos con voz al interior de ese órgano son aquellos que fueron electos para tal fin. Un ciudadano no puede interpelar con ningún tipo de expresión, y menos participar en esas reuniones irrumpiendo como si fuera un regidor más. No hay por ejemplo, la posibilidad de que eso suceda en las cámaras de diputados, que son el referente inmediato. No se trata de “ser abierto” o “ser cerrado”, se trata de hacer cumplir la Ley como debe de ser.
Pero parece que la tónica ha sido impuesta desde el sillón de la alcaldía, pues desde ahí se propició que al salón de plenos acudieran ciudadanos investidos más como porristas que como interesados ciudadanos preocupados de su entorno.
Qué decir de los miembros del cabildo. La mayor parte de ellos dan pena ajena; unos por no ser capaces de articular ni una palabra que aporte a la discusión necesaria, otros, por que sus aportes son tan insignificantes que avergüenzan. El sábado, por ejemplo, escuché a Pitas Pelayo y tuve pesadillas, me ha quedado una especie de trauma.
Escuché a Susana Carreño quien lleva la discusión política a la discusión electoral, y luego acusa a la oposición de no tener madurez y no dejar pasar el proceso electoral, cuando fue ella quien le dio ese cariz a la polémica; avienta la piedra y luego se ofende porque le responden con dureza. El que no quiera que lo espanten que no salga de noche.
A Guerrero Martínez no se le nota ninguna capacidad; mantiene un lenguaje limitado, hace uso de palabras que están bien para el antro pero que son, por decir lo menos, inadecuadas para el principal órgano de gobierno municipal. Parecen sesiones del Cabildo de Puruándiro, y no de un destino turístico del nivel que tiene Vallarta.
MANCHÓN PENAL
Las discusiones en los cabildos como en las cámaras deben ser encendidas y políticas, si a alguien le asusta eso que se dedique a otra cosa.