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Zona Chica por Hugo Lynn Almada

Noches del Friday

miércoles, 31 de octubre del 2012

 

 

Por Hugo Lynn Almada

Hace algunos años, no muchos, la ciudad tenía una vida nocturna de antología. Inolvidables fiestas del Carlos O’Brians, extraordinarios reventones en el Estudio 54 y por supuesto, las noches del Friday Lopez. Hoy hay otra cosa, no se si mejor o peor pero al menos sí distinta.

Algunos tuvimos la osadía de mover el esqueleto en esos lugares. Nunca fui mucho de antros ni discotecas, pero en esos tres lugares tuve experiencias divertidas, algunas de ellas imborrables de la memoria. Era un chavo de preparatoria o recién egresado, sentía que el mundo se movía al ritmo de la música y se mecía al ritmo de las palmeras.

La ciudad rebosaba de turistas; se vivía lo que los especialistass llamaban un “boom”. La ocupación hotelera se mantenía de manera permanente en altos niveles: arribaban al destino decenas de vuelos semanales y las calles se llenaban de una celebración interminable.

Todo eso se fue. Se perdieron los espacios de diversión, se cerraron los icónicos antros, se vaciaron las calles. Se acabó la fiesta. Ya no hubo más noches del Friday.

Pasó que el destino turístico se alteró. Se le perdió el sabor de pueblo típico. Se llenó de centros comerciales que pronto acabaron con los paseos al centro de la ciudad; se abrieron los grandes almacenes que sepultaron al Gutiérrez Rizo.

Se edificaron los rascacielos. Se vendieron los parques públicos. Se subastaron las plazas que terminaron convertidas en estacionamientos. Donde debía haber un hotel se construyó un edificio de departamentos, en donde debió conservarse una playa pública, se edificó un conjunto de torres de espejo. Le dieron en la madre al destino.

Gustavo González Villaseñor dice que promoverá una ley que le amarre las manos a las autoridades que, una vez en el cargo, “hacen lo que quieren”.

Seguramente se arrancó un gran pedazo de lengua, pues olvida que durante su gestión se cambió la fisonomía del destino, permitiendo la construcción de los muchos edificios que hoy “distinguen” al otrora pueblo de pescadores. Se le olvida que él “invitó” a los Altamirano, que terminaron adueñándose de la vida nocturna local; se le olvida que él enajenó el Parque Hidalgo, el parque Juárez (único a la orilla del mar); la Plaza Lázaro Cárdenas y la Plaza de El Pitillal. Se le olvida que él protegió a su hijo cuando fue capturado con droga, y que hundió a Paco, solo por haberse rebelado.

MANCHÓN PENAL

Se le olvida que él autorizó el Grand Venetian; el edificio Deck; el Icon, Penísula y los esperpentos que hoy están en el predio ribereño de la desembocadura de El Cuale, por citar a algunos. Si alguien cometió excesos y tropelías fue él, que ahora no venga a darse de golpes de pecho.

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