El Gobierno de México inauguró hoy en el estado de Sonora una cárcel federal de alta tecnología, la primera construida con participación privada, que cuenta con estrictas medidas de seguridad, entre ellas aparatos de detección molecular de drogas.
Al inaugurar el Centro Federal de Readaptación Social Número 11 en Hermosillo, capital de Sonora, el presidente Felipe Calderón dijo que “representa un avance estratégico en la transformación del sistema penitenciario federal y en el fortalecimiento de la seguridad en el país”.
La prisión, que entrará en funciones hacia fines de año, abarca una superficie superior a 100 hectáreas y tiene capacidad para albergar a 2.500 internos bajo los más altos parámetros de seguridad, con potencial de alcanzar una población de 4.000 reos.
La obra, dijo, implicó una inversión pública-privada de 4.200 millones de pesos (325 millones de dólares), que permitió dotar al penal de equipo de vanguardia, como aduanas de ingreso con esclusas automatizadas y una clínica-hospital con laboratorios de avanzada.
Calderón enfatizó el componente tecnológico del penal, que consta de 1.200 cámaras de seguridad, equipos de rayos X, escáneres y aparatos de detección molecular de drogas, lectores biométricos para ingreso y egreso, e inhibidores de señales de telecomunicación.
“Quizá este sea el penal más grande del mundo; ya iremos a buscar el Récord Guinness correspondiente”, declaró.
Pero, más allá del avance de infraestructura y tecnológico, “lo más importante es la gente que opera este penal; personal profesional, confiable, capacitado, de acuerdo con el modelo penitenciario que pusimos en marcha en este Gobierno”, añadió.
En un informe presentado en días recientes, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) advirtió que el sistema penitenciario de México atraviesa actualmente por una crisis derivada del abandono de los reclusos por parte del Estado, que se refleja en fugas, riñas y autogobierno en las cárceles del país.
Al esbozar el contenido del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2011, el titular de la CNDH, Raúl Plascencia, resaltó que “el Estado eroga enormes recursos para el combate a la delincuencia y la detención de criminales, pero prácticamente abandona al interno una vez que se encuentra en prisión”.
“Ninguna política de seguridad pública dará resultados si no se atiende y corrige la situación que se vive dentro de los penales”, puntualizó. EFE