Por: Leticia Arana
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Estaba anunciado, se dijo hasta el cansancio, esta guerra sucia electoral con volumen elevado, tiene muy tensos a todos los “apuntados” en Jalisco, ahora que resta casi un mes para que acudamos a las urnas con el propósito de definir “democráticamente”, el rumbo que deba tener la entidad, a través de aquél que supuestamente concentre más votos. Incluso en las misas dominicales de las iglesias, entre las peticiones destaca una : “pidamos por una votación en la que sea elegida la persona más adecuada por y para el bien de todos..” . La inclinación de las preferencias se percibe con acentuado apasionamiento. Los recursos electorales agotan otras opciones creativas, como las distribuidas ya en forma de aromáticos para los automóviles. El caso es que la irritación o emoción colectiva se encuentra en una especie de “callejón sin salida” obligada a digerir una desgastada promoción de los candidatos, empeñados en hacerse ver como semidioses y solucionadores de toda la tragedia local, o bien de resarcir el error de otros, promover el cambio y estar casi a la merced o hincados ante los menos favorecidos, un derroche de desparpajo y populismo.
Las encuestas mantienen su grito de un trecho o distancia por lo menos, al doble aparentemente, entre el puntero y su más cercano perseguidor del voto ciudadano. Estos sondeos, siguen siendo aproximados, y producto, eso dicen los analistas, de una suma de actitudes-respuestas temerosas, ignorantes y tremendamente influenciables… Estas, dicen, se fabrican intencional o parcialmente para desalentar el voto, son en síntesis “ el despreciable maquillaje de una realidad”.
Lo cierto es que al transitar por las calles de la zona metropolitana tapatía, se observan fácilmente en el cristal trasero de los autos, diez calcomanías blanco-anaranjadas de Alfaro, por tres blancas de Aristóteles, es decir el 70 por ciento de los ciudadanos al volante, pasea , se inclina o exhibe, al que considera su favorito para la elección en la entidad… esto sin duda, noquea a las “ encuestas” que dicen lo contrario. Todos proclaman anticipadamente lo que llaman su “inobjetable” triunfo, en un afán por suavizar o acallar la voz de su conciencia ante un inminente fracaso. El fraude que dicen no ocurrirá, merodea como un fantasma, a la estructura que ya instala el IFE con el visto bueno del TRIFE y la FEPADE, garantes oficiales de una votación alejada de toda ilegalidad. Recientemente la OEA en voz del Dr. Nguyen Huu Dong, asesor en Washington, afirmó que México, lidera en América Latina una democracia electoral, que
se constituye como un paradigma en cuestiones de organización para el sufragio colectivo. También que posee todas las condiciones para ser escrutado, supervisado y observado por organismos internacionales, algo que no sucede en otras naciones. Por otra parte, el contexto nacional y estatal que nos ocupa, integra ya el desborde de la crítica juvenil-estudiantil, que ahora se erige de forma inédita e insaciable, decidida a imponer su justiciera voz, a fin de frenar toda intención de represión y manejo de aquellos que tienen sueños intranquilos, a causa del poder y privilegios mal ganados.