Los turistas extranjeros ya no podrán entrar a partir de hoy a los coffeeshops en tres provincias del sur de Holanda, luego que entrara en vigor de una ley que restringe la venta de cannabis a residentes locales.
La norma, que de aquí a 2013 se extenderá a todo el país, fue introducida en un intento de poner fin al llamado turismo de la marihuana, reducir la delincuencia relacionada al consumo de drogas blandas y combatir el tráfico internacional, más desarrollado en esa región que hace frontera con Bélgica y Alemania.
A partir de ahora, los locales autorizados para el consumo de marihuana y hachís en Zelanda, Brabante Septentrional y Limburgo sólo podrán vender a un máximo de dos mil “socios”, todos ellos holandeses o residentes legales.
Un colectivo de 19 dueños de coffeeshops ha intentado anular la ley ante la Justicia holandesa alegando que discrimina a los ciudadanos de otras nacionalidades, pero ha perdido el caso el pasado 27 de abril.
Los jueces han considerado que el gobierno adoptó la restricción “en nombre de la seguridad”, que es un “valor superior”.
Sólo en Amsterdam, al menos un millón de los 4.5 millones de visitantes anuales que recibe la ciudad frecuentan algún coffeeshop, según datos del ayuntamiento.
En Maastricht se estima que cerca de 1.4 millones de turistas acudan a la ciudad cada año con el principal objetivo de comprar cannabis.
De otro lado de la frontera, Bélgica teme que la restricción en el país vecino, que ganó fama mundial por su política de tolerancia, contribuya para aumentar la producción y el comercio ilegal de drogas en su territorio.
Mientras los consumidores belgas ya no podrán cruzar la frontera para adquirir legalmente el cannabis, los turistas extranjeros que buscaban la droga en Holanda tratarán de encontrar alternativas, alega la policía belga.
Desde 1976 las autoridades holandesas permitían a los coffeshops vender hasta cinco gramos de marihuana o hachís por persona y por día, con la única condición de que el comprador fuera mayor de 18 años.
Agencias