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De la Madrid, primer gobierno de la época de las crisis de fin del siglo XX

domingo, 1 de abril del 2012

 

 

El expresidente mexicano Miguel de la Madrid (1934-2012), quien falleció hoy a los 77 años por un problema respiratorio, recibió la Presidencia en 1982, inauguró los gobiernos de las crisis de finales de siglo XX y entregó el poder con una crisis política tras las elecciones de 1988.

De la Madrid asumió el poder con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) el 1 de diciembre de 1982 con el 74,4 % de los votos y desde el comienzo dijo que su prioridad era sacar al país de la crisis económica, por lo que anunció un plan de austeridad y un proyecto de lucha contra la corrupción.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de México (UNAM) en 1957 y más tarde hizo una maestría en la Universidad de Harvard (EE. UU.); su desarrollo se centró en temas económicos desde sus primeros trabajos en el Banco Nacional de Comercio Exterior y en el Banco de México.

En 1965 comenzó su carrera en la Secretaría de Hacienda, donde fue subdirector de crédito, aunque en 1970 fue nombrado subdirector de finanzas de la petrolera Pemex, para luego regresar a Hacienda como director general de Crédito.

En 1975 fue nombrado subsecretario de Hacienda y Crédito Público y en 1979 ocupó la Secretaría de Programación y Presupuesto, donde permaneció hasta septiembre de 1981, poco antes de ser nominado candidato presidencial del PRI.

Como presidente se vio obligado a modificar las políticas anteriores defendidas por su partido y a buscar medidas más pragmáticas como dejar de lado el “nacionalismo revolucionario”.

Dejó las políticas populistas y proteccionistas de sus antecesores y tuvo que buscar la inserción de México en la economía globalizada.

Su gobierno se desarrolló durante la denominada “década perdida”, debido a que la enorme deuda externa y la salida de capitales del país impidieron la recuperación.

Además, este período se caracterizó por el mayor control de las políticas económicas por los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que impusieron sus políticas de ajustes fiscales, venta de empresas, apertura de mercados y que se plasmaron en el llamado “Consenso de Washington”.

Bajo estos criterios, De la Madrid arrancó un proceso de privatización de unas 1.200 empresas administradas por el Estado y promovió la denominada “reconversión industrial” para obligar a las empresas mexicanas a enfrentar la competencia internacional.

En lo interno, De la Madrid impulsó la llamada Política de Renovación Moral para combatir la corrupción y desapareció diversos cuerpos policiales acusados de tortura y violación de las garantías individuales.

Durante su mandato enfrentó el descontento de la población por la crisis, así como las críticas tras el terremoto de 1985, al que reaccionó con lentitud.

Esto hizo que numerosos grupos urbanos de demandantes de vivienda fueran capitalizados por grupos de izquierda.

Además, dentro del PRI surgió la denominada “corriente democrática” encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que dio origen al actual Partido de la Revolución Democrática (PRD) después de las controvertidas elecciones de 1988.

En su política exterior, De la Madrid fue promotor de los esfuerzos para la pacificación en Centroamérica y uno de los fundadores del Grupo Contadora junto con Venezuela, Panamá y Colombia.

Uno de sus últimos cargos fue el de director del Fondo de Cultura Económica (FCE) y una de sus últimas intervenciones públicas fue en 2009, cuando señaló que el gobierno de su sucesor, Carlos Salinas, fue un sexenio marcado por la inmoralidad.

Aunque dos días después se retractó, en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui acusó al hermano de Salinas de mantener nexos con el narcotráfico.

EFE

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