Leticia Arana
La pretendida reforma electoral, propuesta por el Ejecutivo Federal, que además de sustituir o eliminar al INE, busca reducir presupuesto a partidos políticos y consejeros elegidos desde el Congreso de la Unión y el mismo presidente, para luego someterlos a votación pública, impone un enorme riesgo de nulificar la objetividad, imparcialidad y alternancia, ganadas por el actual sistema democrático del país, sostiene delegado estatal de este organismo, Carlos Manuel Rodríguez Morales:
“…Se llevaría la mayoría, cuando no todas las figuras de los integrantes del Consejo General y también de las magistraturas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Poner en bandeja a estas instituciones, en charola de plata, a factores reales de poder y que no son legales ni legítimos. Centralizar todos los procesos electorales, federales, estatales y municipales, traería complicaciones graves de operación. Es necesario que los legisladores, tomen conciencia de los efectos de esta propuesta y sus alcances, para seguir garantizando la democracia que privilegia, la objetividad, imparcialidad y alternancia…”
Destaca que la decisión política, básicamente en manos de la mayoría morenista del Congreso de la Unión y el Senado de la República con sus aliados, representará el mayor retroceso de la democracia mexicana, puesto que el principal objetivo es mantener el control sin instituciones autónomas, dictar directrices unilaterales y eliminar representatividad local.
Cabe señalar que la reforma electoral, pretende desaparecer 200 curules plurinominales, que los Congresos estatales, tengan menos diputados, o estos sean, según número habitantes; para el caso de Jalisco, bajarían de 38 a 29. Que dejen de operar los Instituto Electorales Estatales, y los partidos, trabajen sin financiamiento público, esto es, que sus gastos, sean solventados con aportaciones de simpatizantes y militantes.