Leticia Arana
Aunque el Sarampión está controlado desde hace más de 30 años, su reaparición en algunos países de Europa, y los cuatro casos detectados en México, a raíz de un movimiento anti vacunas promovido en 1998, por el médico inglés, Andrewd Wakefield, quien erróneamente atribuyó el autismo a la aplicación de este biológico, Jalisco, no está exento de eventual resurgimiento, si persiste cierta corriente en ese sentido, sostiene, Marina Kasten Monges, Investigadora del CUCS, de UdeG:
“…Ahorita el grave problema se está viendo en Europa, muchos países, por ejemplo, Grecia, Croacia, Italia tiene muchos casos de Sarampión, y de hecho de ahí nos llegó a nosotros el contagio de estas tres personas que tuvimos en Ciudad de México, y el problema aquí es el índice RO, que es el índice de transmisibilidad de infección, entonces un paciente que detectamos con Sarampión, está en capacidad de contagiar a 18 y esos 18, cada uno, a otros 18, entonces multipliquémoslo, entonces por eso tenemos esa alerta tan importante para detectar los casos de Sarampión, y a la vez estar vacunando contra el Sarampión, a toda la población susceptible…”
Por su parte, el también investigador, Esteban González Díaz, advierte la necesidad de extremar vigilancia sobre reacciones febriles con exantema, como pare del síndrome que produce tal enfermedad y no subestimarla, debido a su alto impacto en cuanto a secuelas y mortalidad.Indica que existe forma de prevenirla mediante vacunación a los doce meses y el refuerzo al cumplir seis años de edad, con aplicación de doble y triple viral que cubre también contra la rubeola, cuya eficacia es del 95 al 100 por ciento, lo cual nulifica riesgo de brotes, cuyos síntomas son: fiebre, manchas y ronchas rojas, ojos irritados, tos, lunares parecidos a puntos blancos en la garganta, cefalea y cuerpo cortado , además de producir complicaciones como ceguera y sordera; su letalidad alcanza 30 por ciento de cada 100 enfermos , si no existe atención adecuada; el periodo de incubación, es de hasta 21 días.
Detallan que la promoción de fraudulento estudio a cargo del citado galeno británico, considerado un crimen científico, propició que le retiraran su licencia para ejercer.