La fibra forma parte de la estructura de plantas, frutas, granos enteros de cereales y leguminosas (frijoles, lentejas, habas, etc.). El término fibra dietética se utiliza para denominar al producto que se encuentra naturalmente en los alimentos, la cual incluye dos tipos; la soluble y la insoluble.
“La ingesta insuficiente de frutas y verduras es uno de los diez factores de riesgo principales que contribuyen a la mortalidad atribuible. Cada año podrían salvarse hasta 1,7 millones de vidas si hubiera un consumo mundial suficiente de frutas y verduras”, señaló la nutrióloga de la dependencia Sigrid Raquel Pimentel Martín.
La fibra soluble se encuentra principalmente en las frutas, la avena, las leguminosas, y es agregada a los alimentos procesados por sus cualidades espesantes. Se disuelve e hincha en agua, de ahí la importancia de beber suficiente agua. Este tipo de fibra retrasa el vaciamiento gástrico, contribuyendo a la sensación de saciedad.
Se puede encontrar en los granos enteros de trigo, arroz y avena, así como las verduras y cáscaras de las frutas principalmente. El consumir suficiente fibra, aunado a la ingesta de agua, evita el estreñimiento, las hemorroides y reduce el riesgo de cáncer de colon, además facilita la eliminación de heces fecales
“La integración de las frutas y verduras en la dieta diaria podría ayudar a prevenir importantes enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres”, concluyó.