AP.-Mientras las fuerzas militares mexicanas se abrían paso por el principal escondite de Joaquín “El Chapo” Guzmán en Culiacán, el capo de las drogas más poderoso de México ya había escapado de la casa a través de un túnel escondido debajo de una bañera.
Los marinos mexicanos, con la asistencia de las autoridades estadounidenses, lo persiguieron pero perdieron al prófugo entre un laberinto de túneles bajo la ciudad, dijeron a The Associated Press el domingo un funcionario estadounidense y un alto funcionario de la policía.
El escape de Guzmán sería efímero, pues fue capturado el sábado temprano mientras estaba escondido en un condominio tipo hotel en Mazatlán, una ciudad turística en la costa del Pacífico de México.
Guzmán tenía un fusil de asalto, pero no disparó, dijeron los funcionarios. Su esposa, la reina de belleza Emma Coronel, estaba con él cuando terminó la cacería de uno de los narcotraficantes más buscados del mundo.
Los funcionarios hablaron bajo la condición de no ser identificados porque no estaban autorizados para hablar públicamente sobre cómo las autoridades estadounidenses localizaron a Guzmán.
Durante sus 13 años como prófugo, “El Chapo” Guzmán veía desde las escarpadas montañas del occidente de México cómo las autoridades capturaban o mataban a los líderes de cada grupo que desafiaba el lugar del Cártel de Sinaloa en la cumbre mundial del tráfico de drogas.
Indemne y con su leyenda creciendo, el bajo y fornido hijo de un campesino se ganó un lugar en la lista de multimillonarios de Forbes y un estatus folclórico como un capo que se había vuelto demasiado poderoso para atraparlo. A finales del año pasado, las autoridades comenzaron a acercarse al círculo íntimo del jefe del narco más buscando del mundo.
Luego, el 16 de febrero, los investigadores de México, con ayuda de agentes antidrogas de la DEA, del Servicio Federal de Alguaciles de Estados Unidos y de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) consiguieron la clave que necesitaban con urgencia: rastrearon un celular a una de las casas de seguridad en Culiacán que Guzmán utilizó para evadirse.
El teléfono estaba relacionado con el jefe de comunicaciones del capo: Carlos Manuel Ramírez, alias “Cóndor”. Al día siguiente, las autoridades mexicanas arrestaron a uno de los mensajeros de Guzmán, que rápidamente proporcionó detalles sobre las casas de seguridad que Guzmán y sus allegados habían estado usando, dijeron los funcionarios.
En cada casa, los militares mexicanos encontraron lo mismo: puertas de acero reforzado y una vía de escape debajo de las bañeras. Cada escotilla conducía a una serie de túneles interconectados con el sistema de drenaje de la ciudad.
Los funcionarios dijeron que en una de las casas de seguridad se encontraron tres toneladas de drogas, aparentemente de cocaína y metanfetaminas.
Un reportero de The Associated Press que caminó a través de uno de los túneles tuvo que bajar en un canal y agacharse para entrar en un tubo de desagüe, lleno de agua y lodo que olía a aguas residuales.
Unos 700 metros (yardas) adelante, estaba abierta una portezuela que dejaba al descubierto un túnel recién construido. Grande y forrado con paneles de madera, como una cabaña, el pasaje tenía iluminación y aire acondicionado. Al final del túnel había una escalera azul pegada a la pared que conducía a una de las casas que las autoridades mexicanas dicen que Guzmán usó como escondite.
Un día después que los militares casi capturaron a Guzmán en Culiacán, fue arrestado un alto colaborador: Manuel López Osorio. Según los funcionarios, él contó a los investigadores que recogió en el alcantarillado a Guzmán, al jefe de comunicaciones Ramírez y a una mujer, antes de ayudarlos a huir a Mazatlán.
Una llamada intervenida por agentes de ICE en el sur de Arizona proporcionó la pista final, pues ayudó a rastrear a Guzmán al condominio playero donde finalmente fue detenido, dijeron los funcionarios.
La escucha de la ICE fue la pista más importante de la semana pasada, pues otras intervenciones telefónicas resultaron inútiles mientras Guzmán y sus colaboradores reaccionaban al haber estado tan cerca de ser capturados.
“De pronto todo se juntó. Teníamos a las personas adecuadas para arrestar y contábamos con una buena intercepción”, dijo el funcionario del gobierno estadounidense. “La escucha de la ICE fue la última en pie. Esa intercepción en Nogales. Esa lo conectó (a Guzmán) con ese hotel”.
Alonzo Peña, un ex alto funcionario de la ICE, dijo que las escuchas telefónicas en Arizona llevaron a las autoridades a la casa en Culiacán de la ex esposa de Guzmán, Griselda López, y al hotel en Mazatlán donde Guzmán fue arrestado.
La investigación de la ICE comenzó hace aproximadamente un año con una pista de la oficina de la agencia en Atlanta, según la cual alguien estaba cruzando la frontera con unos 100.000 dólares, dijo Peña, quien fue informado sobre la investigación. Esa persona llevó a los investigadores a otro elemento operativo del cártel, que se cree que era un comerciante de aeronaves, lo que les permitió localizar los equipos de comunicaciones de Guzmán.
El alto funcionario policial dijo que los marinos mexicanos merecen el crédito de haber detenido vivo a Guzmán y sin que nadie disparara un solo tiro.
“Nunca lo anticipamos, nunca, que iba a ser capturado con vida”, dijo el funcionario.
Aún no está claro qué va a pasar ahora con Guzmán, excepto que él será el centro de un largo y complicado proceso legal para decidir si México lo juzga primero o Estados Unidos.
En México, es probable que Guzmán enfrente una serie de cargos relacionados con su liderazgo del Cártel de Sinaloa, que se cree que traficaba con cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas en unos 54 países.
Los jurados de investigación de al menos siete tribunales federales de distrito en Estados Unidos —como Chicago, San Diego, Nueva York y Texas— ya han emitido acusaciones contra Guzmán por varios cargos, que van desde contrabando de cocaína y heroína hasta participar en una organización criminal relacionada con asesinatos y la delincuencia organizada.
Los funcionarios federales en Chicago estuvieron entre los primeros en decir que querían llevar a juicio a Guzmán. El domingo, el vicefiscal federal en Brooklyn Steven Tiscione se convirtió en el segundo. En un correo electrónico el domingo, Tiscione dijo que su oficina también pedirá la extradición de Guzmán, pero que la decisión final dependería de Washington.
Un funcionario del Departamento de Justicia, que habló bajo condición de anonimato porque se trata de un asunto diplomático delicado, dijo que no se han tomado decisiones respecto a la extradición.
Cuando finalmente fue esposado, el hombre que había eludido a las autoridades mexicanas por más de una década se veía regordete y encorvado. Vestía una camisa blanca desabotonada y pantalones negros sin cinturón.
Ahora de 56 años, Guzmán logró eludir a las autoridades desde que escapó de prisión en 2001 en un carrito de lavandería.
Durante esos 13 años como prófugo, se rumoró que Guzmán vivía en diferentes lugares, desde Argentina hasta el “triángulo dorado” de México, una región montañosa situada entre los estados norteños de Sinaloa, Durango y Chihuahua.
Bajo su liderazgo, el cártel fue haciéndose más poderoso y letal, al apoderarse de muchas de las lucrativas rutas de contrabando a lo largo de la frontera con Estados Unidos.
Su ruina comenzó a fines del año pasado, cuando autoridades de ambos lados de la frontera detuvieron a personas cercanas a Guzmán y a uno de sus dos socios principales: Ismael “Mayo” Zambada.
Este mes, las fuerzas federales mexicanas comenzaron a reforzar sus operaciones en Culiacán, capital del estado de Sinaloa. Cerraron calles, allanaron casas e incautaron armas automáticas, drogas y dinero. También arrestaron a varios hombres que los funcionarios mexicanos describieron a los periodistas como colaboradores cercanos de Zambada.
El 13 de febrero, un hombre conocido como el “19”, a quien las autoridades tacharon de ser el nuevo jefe de sicarios de Zambada, fue arrestado junto con otros dos hombres en una autopista que conecta con Mazatlán.
Cuatro días después, un individuo señalado como un alto integrante del Cártel de Sinaloa fue detenido y se le decomisaron 4.000 pepinos y bananas de plástico ahuecados y rellenos de cocaína.
A mediados de la semana pasada, un hombre de 43 años apodado “El 20” y descrito como jefe de seguridad de Zambada, fue arrestado transportando más cocaína oculta. Hace unos días, al menos 10 ayudantes del cártel sinaloense fueron detenidos.
El golpe final contra el reino de Guzmán llegó sin un solo disparo, el sábado por la madrugada. Los marinos ocuparon el camino frente a los condominios Miramar, un edificio de 10 pisos de color aperlado, con balcones blancos, vista al Pacífico y una pequeña piscina al frente.
Tras derribar la puerta de un apartamento del cuarto piso, decorado de forma austera, los marinos detuvieron a Guzmán unos minutos después del amanecer.