AFP.-Delfines nariz de botella sin dientes, con problemas pulmonares y niveles hormonales anormales fueron hallados en el Golfo de México, que en 2010 sufrió el derrame de petróleo de British Petroleum (BP).
Los científicos también se encontraron con ejemplares que padecían neumonía, enfermedades en el hígado, anemia, niveles de azúcar bajos y hasta una hembra que llevaba en su vientre un feto muerto.
La mitad de los 32 delfines analizados frente a las costas de Luisiana en agosto de 2011, un año y cuatro meses después de que cayeran al agua 4,9 millones de barriles de crudo -el mayor vertido de Estados Unidos-, estaban seriamente enfermos o en peligro de muerte.
“Nunca he visto un nivel tan alto de animales tan enfermos”, señala Lori Schwacke, investigadora de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) y autora principal del estudio.
Los delfines salvajes fueron capturados en las aguas centrales de Luisiana y retenidos por poco tiempo para realizarles pruebas médicas.
“Hay enfermedades en cualquier población salvaje. Pero no habíamos visto animales en tan mal estado como los que vimos en la bahía de Barataria”, apunta Schwacke.
Los científicos compararon el estado de salud de los delfines nariz de botella -también conocidos como delfines mulares- con el de 27 ejemplares de la bahía de Sarasota, en Florida (sureste), una zona que también está en el Golfo de México pero que no fue afectada por el vertido.
Los animales de Barataria tenían un nivel llamativamente por debajo de lo normal de las hormonas adrenales, que son claves para que puedan reaccionar ante situaciones de estrés.
El estudio también determinó que los problemas pulmonares, tanto moderados como severos, eran cinco veces más comunes en los delfines de Luisiana que en los de Florida. Además, tres de ellos habían perdido casi todos sus dientes y otros tres solo tenían la mitad de la parte izquierda.
“Había delfines que estaban en tan mal estado que los veterinarios que los examinaron no esperaban que vivieran mucho tiempo más”, explica Schwacke, experta en delfines del sur de Estados Unidos.
BP afirma que el vertido no es la causa
BP afirmó que el estudio, publicado en diciembre en el Journal Environmental Science and Technology, es “inconcluso sobre cualquier causalidad asociada con el derrame” del 20 de abril de 2010.
En un comunicado enviado por el portavoz Jason Ryan a la AFP, el gigante petrolero afirmó que “los síntomas observados en el estudio fueron detectados en otros casos de mortalidad de delfines, que han sido relacionados con sustancias contaminantes y condiciones encontradas en el norte del Golfo, como binefilos policlorados (PCBs), DTT (ditiotreitol) y pesticidas”.
BP también pidió a la NOAA que difunda todos los datos sobre muertes extrañas de más de 1.000 delfines frente a las costas del Golfo en febrero de 2010, tres meses antes de la catástrofe.
Los científicos de la NOAA reconocieron que no pueden certificar que los problemas de salud de los delfines fueran causados por el vertido de BP porque no se habían realizado estudios sobre estos animales en esta zona antes del incidente.
Sin embargo, al comparar los niveles de grasa, los delfines de Luisiana tenían menos pesticidas y retardantes de fuego que la población de Florida, lo que sugiere que los deshechos de la agricultura y la contaminación habitual no eran la causa de sus enfermedades.