AP/Redacción.- La factura de 111,05 dólares del restaurante de Nueva York incluye una propina de 1.000 dólares y las palabras “¡Que Dios los bendiga!” manuscritas. Junto a una firma casi ilegible dice @tipsforjesus (@propinasdejesús). En días pasados un mesero en Punta de Mita recibió también una propina por esa cantidad.
En meses recientes, cuentas similares han aparecido en restaurantes del todo el país, incluso en México, con propinas de hasta 10.000 dólares, todas cargadas a tarjetas American Express. Y el hombre misterioso parece que habla español.
La foto de una cuenta del 5 de diciembre de 2013 en un centro turístico en Punta Mita, está colgada en Instagram con el comentario: ¡Muchas gracias Carlos!”, dirigido a Carlos Méndez, un sonriente y joven mesero que sostiene un recibo de 158,11 dólares con una propina de 13.100 pesos mexicanos, equivalentes a unos 1.000 dólares.
Un día de la semana pasada, “lo vi muy feliz sosteniendo el recibo” dijo Benito Robles, empleado del centro turístico. “Le pregunté por qué sonreía y me mostró la propina”.
Méndez regresó a casa con su esposa y sus dos hijos en un poblado cercano y se tomó unas vacaciones, dijo Robles
El domingo, poco después de la medianoche, el misterioso hombre volvió por su fueros, esta vez en Fairfield, Connecticut. Dejó una propina de 5.000 dólares por una cuenta de 112 en el Seagrape, una fonda donde los estudiantes universitarios van en busca de cerveza barata junto a la playa.
Tips for Jesus —una cuenta de Instagram llena de fotos que documentan las propinas— ya tiene más de 54.000 seguidores. La cuenta muestra fotos de meseros sonrientes sosteniendo las facturas con las fabulosas propinas en México, Los Angeles, San Francisco, Chicago, Phoenix y Ann Arbor, Michigan. En Twitter, Tips for Jesus tiene casi 3.000 seguidores pero ningún tuit.
La cuenta de Instagram viene con la leyenda: “Haciendo el trabajado del Señor, una propina a la vez”.
Tres restaurantes de Manhattan resultaron especialmente beneficiados el primer fin de semana de diciembre. Un mesero en el restaurante del Hotel NoMad recibió una propina de 7.000 dólares, otro en el restaurante The Smith recibió 3.500. Por su parte, Aruj Dhawan, de 25 años, estudiante de mercadotecnia de la moda e inmigrante de la India que trabaja en Bo’s Kitchen & Bar Room, se fue a casa con 1.000 dólares de propina.
Dhawan atendió a tres comensales sin reservación un sábado reciente.
Su pedido, un a bourbon, una cerveza, un entrante, un ragú de cerdo y una chuleta de cerdo, sumaba 111,05 dólares, más una propina de 1.000 dólares para el mesero.
Cuando se marcharon, “Aruj se me acercó, me entregó el recibo y dijo: ‘¿Es de verdad?’ “, dijo el gerente general Benjamin Cramer.
Una vez más, antes de marcharse, el cliente había tomado una foto del mesero con el recibo y la colgó en Instagram.
La persona también escribió su número de teléfono móvil, instruyendo a Cramer que lo llamara si American Express tenía algún problema con el procesamiento del recibo.
Después de ver la cantidad, Cramer dijo que entendía que la compañía de tarjeta de crédito pudiera tener sospechas, y el mismo sintió curiosidad. Así que llamó al número. La persona que le contestó le aseguró que la propina era de verdad.
El hombre pidió no ser identificado, así que Cramer decidió no tratar de identificarlo.
Otra propina de 1.000 dólares le cayó en el bolsillo a un camarero del Hungry Cat en Los Angeles después que tres hombres terminaron de cenar, dijo Jannis Swerman, la portavoz del restaurante. Uno de ellos dejó escrito en la factura @tipsforjesus.
En otra foto, un cantinero de Phoenix rie mirando su propina de 2.500 dólares.
“Este caballero de edad media entró con una mujer y se sentaron en el bar”, dice Micah Olson, cantinero del restaurante Crudo, quien les sirvió uno de los whiskeys más caros, a 70 dólares la onza.
“Se sentaron en el bar y se tomaron un total de 5 onzas”, dijo Olson. “El hombre fue muy amable y me pagó dos onzas”.
El hombre pidió su factura —530,67 dólares— y pagó con una tarjeta American Express Negra, que sólo se ofrece a los clientes más acaudalados.
“Cuando se marcharon y vi la propina no lo podía creer”, dijo el cantinero, de 35 años. “Espero enterarme de quién es uno de estos días”.
En todo el país, meseros están colocando solicitudes en Instagram en que piden al hombre misterioso de las propinas que los visite, e incluso le dan la dirección exacta.