AP.-Tranquila, FIFA. Tranquilos, patrocinadores y dirigentes. A pesar de sí mismo, México estará en el Mundial de Brasil. Pero eso no significa que, por acto de magia, se hayan borrado los problemas que aquejaban al “Tri” hace apenas un mes, cuando peligraba una clasificación que antes se daba por automática.
Como era de esperarse por historia y personal, México le pasó por encima a Nueva Zelanda en el repechaje Oceanía-CONCACAF por un boleto a la Copa del Mundo del próximo año. Un lapidario 5-1 en el partido de ida la semana pasada en el estadio Azteca sentenció la eliminatoria, que bajó el telón con 4-2 del miércoles en Wellington.
Un resultado global de 9-3 para la tropa de Miguel Herrera, el técnico del club América al que la federación mexicana apeló de emergencia el 18 de octubre para rescatar a una selección a la deriva, que culminó cuarta en la eliminatoria regional y que no jugaba a nada.
El “Piojo”, un hombre de personalidad franca y directa, se fue a la segura: convocó como base de la selección al plantel del América, campeón del pasado torneo Clausura y líder del Apertura, y excluyó de la lista a los mexicanos activos en ligas europeas, entre ellos figuras como Javier “Chicharito” Hernández y Giovani Dos Santos.
Una apuesta osada, por dejar fuera a nombres de peso, aunque no tanto si se mira con detenimiento. Después de todo, Hernández, Giovani y el resto de los europeos rindieron muy por debajo de su nivel habitual en el hexagonal final de la CONCACAF, y Herrera necesitaba un plantel que jugara de memoria para encarar dos partidos de vida o muerte.
Misión cumplida. Boleto en mano y a pensar en Brasil. Aunque, para Herrera, todavía no hay asiento en el avión.
“Esa es la meta, la calificación al Mundial, y termina su responsabilidad calificándonos. Después se hará un análisis para saber si él u otro técnico nos lleva a Brasil 2014”, apuntó el presidente de la federación mexicana, Justino Compeán, cuando anunció la llegada de Herrera.
El primer paso que debería dar la federación es confirmar la continuidad de Herrera en el cargo. De inmediato.
Los dueños de clubes, encargados de tomar las decisiones del fútbol mexicano, tienen pautada una reunión a principios de diciembre para decidir el futuro de la dirección técnica del “Tri”. Sería lógico pensar que, luego de lograr la clasificación y conseguir el mejor desempeño de la selección en todo el año, Herrera tendría el cargo asegurado.
No olvidemos que esta es la federación mexicana, y aquí la lógica no siempre prevalece.
“Hay 18 dueños que van a analizar, que apoyaron este proyecto de dos partidos”, contempló Herrera luego del triunfo sobre Nueva Zelanda. “Creo que nos hemos ganado la posibilidad, pero no hay que dar pasos agigantados”.
Uno de los grandes problemas de la selección mexicana ha sido la falta de continuidad en los procesos mundialistas. José Manuel de la Torre fue cesado en medio del hexagonal, Luis Fernando Tena lo relevó como interino por un partido, y Víctor Manuel Vucetich tuvo las riendas por apenas dos encuentros.
Hugo Sánchez, Jesús Ramírez, Sven-Goran Eriksson y Javier Aguirre alternaron en el banquillo de México en la antesala del Mundial de 2010 de Sudáfrica. La historia se repite.
“Tuvimos una crisis y fue muy difícil salir de ella, apenas salimos hasta las dos de la mañana. Hay cosas que aprender, pero no sé si tenga que ver con muchos cambios, hay áreas de oportunidad para mejorar, eso es innegable”, analizó Alejandro Irarragorri, presidente de Santos de Torreón.
“Tenemos que aprender a digerir el éxito. No siempre que ganas, ganas. Un grave problema fue que 2012 fue de muchos éxitos y fue complicado digerirlo, ahora hay mucho que reflexionar para no volver a equivocarnos”, añadió el dirigente, refiriéndose a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres y el paso perfecto en la etapa semifinal de las eliminatorias de la CONCACAF.
Herrera declaró que quiere permanecer al mando del “Tri” hasta el Mundial de 2018 en Rusia. Quizás el “Piojo” pide demasiado, pero su continuidad hasta Brasil debe ser garantizada, con la opción de analizarla según el desempeño en la Copa del Mundo.
“Es un gran técnico. Está haciendo bien las cosas, hay que darle continuidad a esto que se está haciendo bien”, afirmó el veterano zaguero Rafael Márquez, quien podría acudir el próximo año a su cuarto Mundial.
Hay que matizar que México le ganó a Nueva Zelanda, una selección que ocupa el puesto 79 del ranking de la FIFA, uno por debajo de República Dominicana, uno por encima de Haití. Tampoco alcanza para echar las campanas al vuelo.
La situación será distinta en Brasil, donde esperan oponentes de mayor nivel, y el “Tri” no tendrá el beneficio de ser cabeza de serie.
La federación debe buscar amistosos de buen nivel para que México se foguee en la antesala del Mundial y tenga una idea real de su nivel. Nada de amistosos en Estados Unidos contra oponentes africanos de segundo nivel, cuyo único propósito es sacarle dinero a la enorme comunidad mexicana ansiosa por ver a la selección.
Luego, el técnico deberá decidir qué hace con los europeos.
La base del América le sobró para despachar a Nueva Zelanda, pero no le alcanzará ante pesos pesados de Europa y Sudamérica. Allí necesitará echar mano de talentosos como Hernández, Giovani, Andrés Guardado, Diego Reyes y Carlos Vela, quien se automarginó de la selección desde el año pasado.
Herrera debe viajar a Europa, reunirse con sus figuras, realizar mini-concentraciones e incorporarlos a la dinámica del plantel.
El estratega ha dicho que su idea es llevar al Mundial “a los que estén en mejor momento”.
Finalmente, a México no le vendría mal mirarse al espejo y reconocer su condición. Ya quedó en el retrovisor la época en que fue el “gigante” de la CONCACAF. Ya no tiene asegurado el boleto a los mundiales tan sólo con presentarse a la eliminatoria.
“Ya esas épocas de golear al rival de Centroamérica, ya pasaron”, admitió Herrera.
México sigue siendo un grande desde el punto de vista comercial, una selección que mueve cientos de millones de dólares en patrocinios, con miles de aficionados dispuestos a gastar una fortuna para verlo jugar en un Mundial. Pero eso no tiene nada que ver con el desempeño sobre el césped, donde sus rivales le perdieron el miedo y se animan incluso a ganarle en el Azteca.