CADEREYTA, México. Los restos de 49 cadáveres mutilados, sin cabezas, manos, ni pies, fueron hallados el domingo en una carretera del estado de Nuevo León, al norte de México, en una de los peores atrocidades vinculadas a cárteles del narcotráfico en ese estado.
Los restos humanos fueron abandonados en una pila, dentro de bolsas de plástico, sobre una carretera que conecta la localidad de Cadereyta, al norte del estado, con la fronteriza ciudad de Reynosa, en el estado de Tamaulipas, en la frontera con Estados Unidos, informaron las autoridades estatales.
En una conferencia de prensa conjunta, el secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, Javier del Real, y el vocero de seguridad, Jorge Domene, dijeron que se trataría de un enfrentamiento entre grupos rivales y mencionaron la existencia de un mensaje amenazante atribuido al cártel de los Zetas.
“Se encuentra también el hallazgo de una manta alusiva en donde se ostenta que los que perpetran este hecho tan violento es autoría de la banda de los Zetas”, dijo Domene.
Este grupo ha sido señalado como autor de las peores masacres durante el actual Gobierno, no sólo de ajustes de cuentas con grupos rivales, sino también de ataques masivos contra civiles como el incendio de un casino en Monterrey, la capital de Nuevo León, donde murieron 52 personas en agosto del 2011.
“No me cabe duda que esta es una medida tomada por la delincuencia organizada, de carácter mediático, que tiene por objeto llamar la atención de la población (…) y sobre todo del grupo contrario al que se dirige, al que lanzan la amenaza”, dijo del Real, un general nombrado este año en el cargo.
Sin embargo, el procurador (fiscal) estatal, Adrián de la Garza, admitió la posibilidad de que se tratara de inmigrantes que transitaban desde otros estados rumbo a la frontera con Estados Unidos y que fueron atacados por sicarios, como ocurrió en otras masacres en 2010 y 2011 en Tamaulipas.
La banda de los Zetas se formó a fines de la década de 1990 con desertores de cuerpos de elite del Ejército mexicano, reclutados por el ex capo narco Osiel Cárdenas como el brazo armado del otrora poderoso cártel del Golfo.
Nuevo León y sobre todo Monterrey, la ciudad más rica del país, se mantuvieron durante años a salvo de la violencia de los cárteles de la droga, cuyos enfrentamientos recrudecieron a partir del 2006, cuando el presidente Felipe Calderón lanzó operativos frontales para combatirlos.
Pero desde 2010 la zona comenzó a ser escenario de cruentos enfrentamientos entre los Zetas y el cártel del Golfo luego de que los primeros se separaron como cártel independiente. El ambiente de negocios de Monterrey se ha trastornado por la violencia, que también ha ahuyentado a los turistas.
COMPLICADA IDENTIFICACION
Los cuerpos de 43 hombres y seis mujeres, hallados en la madrugada por miembros del Ejército, fueron trasladados a Monterrey para su identificación, que será complicada por la falta de cabezas y extremidades, dijo Domene.
Las autoridades de Nuevo León pidieron un aumento del patrullaje en esa carretera por parte de fuerzas federales, como soldados y policías federales.
Los Zetas son actualmente más poderosos que el Golfo, y se dedican no sólo al tráfico de drogas sino también a secuestros y extorsiones. Este grupo mantiene aterrorizados a pueblos enteros y corrompidas a las policías locales, principalmente.
En abril del 2011, los cuerpos de 180 personas fueron encontrados en la localidad de San Fernando, en Tamaulipas, tirados en fosas comunes, en la peor masacre de que se tenga registro desde que comenzó la campaña antidrogas de Calderón y que fue atribuida a los Zetas.
Muchas de las víctimas eran inmigrantes que se dirigían a la frontera con Estados Unidos y fueron asesinados supuestamente por no querer unirse a las filas de los Zetas o porque no pagaron las extorsiones que les pedían.
La semana pasada, los cuerpos decapitados y mutilados de 18 personas fueron encontrados en el occidental estado de Jalisco, en un pequeño poblado ubicado entre la capital Guadalajara, en el occidente del país, y Chapala, en el sur del estado.
Más de 50,000 personas han muerto y cerca de 10,000 están desaparecidas desde que el presidente Felipe Calderón asumió en diciembre del 2006, y lanzó operativos frontales contra los cárteles.
La estrategia ha sido crecientemente cuestionada porque, a pesar de que líderes de las organizaciones criminales han sido detenidos o muertos por las autoridades, la violencia no cesa y no hay señales de que los Zetas u otros cárteles poderosos como el de Sinaloa, estén en declive.
(Reportes de Dave Graham y Ioan Grillo, escrito por Anahí Rama. Editado por Rodrigo Charme/Patricio Abusleme)
Reuters