Zul de la Cueva
Twitter: @zulanito
Mi abuelo decía que entender a los políticos era sencillo: sí hablan de que la economía es más sólida que un yunque, entonces es hora de vender pesos y comprar oro porque viene una devaluación. Si no hay peligro de epidemia de dengue y todo está bajo control hay que dormir rodeado de velas de citronela y así sucesivamente.
Los ejemplos sobran; basta recordar frases como administrar la abundancia, defender el peso como perro, un catarrito, en México se vive con seis mil pesos o las fotos del nuevo PRI donde los engelados copetones posan muy quitados de la pena con dinosaurios como Mario Marín y asesinos imperdonables como Ulises Ruiz.
Y eso es cuando las cosas salen con tino, es decir cuando la mentira es ensayado encubrimiento porque cuando no lo es, salen con perlas como Jose Luis Borgues y fragmentos de la Biblia según Carlos Fuentes entre otras monadas.
Pero específicamente en Jalisco eso pasa? A las pruebas me remito:
A fines de enero de este año Aristóteles Sandoval dijo “”Nosotros en el PRI estamos a favor de una campaña con contenido, propuestas y claridad para resolver los problemas de Jalisco, a diferencia del PAN, que al no tener propuestas lo sustituyen con guerra sucia, con descalificaciones y mentiras, que es lo único que tienen en su agenda electoral”
Sin embargo, hace un par de días, por su parte Enrique Alfaro en rueda de prensa interpeló:
“Si esta va a ser la tónica de las campañas políticas, estamos en un grave riesgo de trastocar el orden legal”, dijo refiriéndose a la clausura arbitraria de espacios publicitarios contratados por su coalición.
Alfaro afirmó que inspectores de Guadalajara clausuraron estaciones de autobuses y kioscos de periódicos, a pesar de que estas cumplían con los requerimientos legales que exige el municipio.
“Desde la oficina del secretario general del ayuntamiento Roberto López, comenzaron a presionar a la empresa, al dueño de esta empresa publicitaria para decirle en sus términos, que este no era un asunto legal ni jurídico, que este era un asunto político, que bajaba la propaganda o iban a tomar medidas contra él”.
Resulta a mi juicio simpático que Sandoval hable de campañas de contenido y acuse a sus contrincantes de no tenerlo cuando en twitter menciona el inicio de su “campaña de la esperanza” como si esto no fuera un fusil barato y vil de los slogans de la desgastada izquierda y su rayito precisamente de esperanza. ¿Será que el PRI no tiene más contenidos que el pus y la inmundicia, eso sí disfrazados de nuevo y encopetado PRI?
Revisemos las promesas de 2009, que cumplidas si añadirían contenido a su campaña:
Para concretar la construcción de la Línea 2 de Tren Eléctrico y un tramo de la Línea 3 entre La Normal y la estación del Ferrocarril, pasando por Avenida Alcalde, el aspirante priista a la alcaldía de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, aseguró que los recursos provendrían del Gobierno federal y de una empresa privada -dijo que hay por lo menos dos interesadas- la cual a cambio de terminar la obra tendría la concesión por 20 años de dicha línea.
No se puso un ladrillo de esta obra que prometió como eje central de su campaña.
Luego esta perla: “A mí me hubiera encantado que en vez de Arcos del Milenio pudiéramos contar con 150 casas de la Cultura”. Señaló también en su campaña.
La secretaría de Cultura de Guadalajara no apoyó o lo hizo muy poco, a los artistas locales o grupos de danza y teatro y en cambio se gastó una suma enorme en concreto hidráulico para avenidas en proyectos que benefician al auto sobre la movilidad sustentable, obra levantada a marchas forzadas, con precios inflados y que no contemplaba drenajes o túneles para cableado.
Es decir obras caras, de postín que a la larga generarán grandes problemas. Esta es su idea de “una política que se preocupe de la gente más que de las cosas”
También aseguró que los funcionarios se bajarían el sueldo a la mitad y pues más bien se lo aumentaron. Hoy de nuevo promete que los sueldos deben bajar y cifra ciertamente su campaña en la esperanza, una esperanza que tiene que ver con nuestro olvido.