HUNTSVILLE (Texas), 22 de enero.- Después de permanecer 20 años recluido, el migrante mexicano Édgar Tamayo murió ejecutado mediante una inyección letal que le fue aplicada en la prisión de Huntsville, al cumplirse la sentencia de muerte que le impuso el estado de Texas, Estados Unidos, por el homicidio de un policía en 1994.
Ningún recurso legal, ni las presiones que a nivel internacional generó su caso, impidieron que Tamayo Arias fuera llevado hasta el corredor de la muerte en la cárcel Walls, donde le fue aplicado un coctel químico compuesto por drogas que, en dosis elevada, le provocó un paro respiratorio en cuestión de minutos.
Tamayo, de 47 años de edad, fue trasladado este miércoles a la Unidad Carcelaria Walls en Huntsville donde se ubica la llamada cámara de la muerte de Texas, luego de pasar casi 20 años encarcelado en la Unidad Polunsky, a unos 65 kilómetros de distancia.
Antes de su traslado, Tamayo conversó durante dos horas con sus padres, Héctor Tamayo e Isabel Arias, y recibió por separado durante otras dos horas a sus dos hijas.
Asimismo, Tamayo pidió chuletas de puerco, arroz, vegetales verdes, café y té para lo que pudo ser su última cena.
Tamayo Arias, originario de Miacatlán, Morelos, se convirtió así en el convicto número 509 en la larga lista de ejecutados desde que Texas comenzó a aplicar la pena de muerte en 1976, sentenciado por haber asesinado en 1994 al policía de Houston Guy P. Gaddis, después de que éste lo arrestó por supuestamente haber cometido un asalto.
En Texas, asesinar a un policía constituye la primera de ocho agravantes que se consideran para imponer la pena de muerte o pena capital.
Los abogados de Édgar Tamayo habían insistido en que las garantías individuales de su defendido fueron violentadas por las autoridades texanas en el momento en que fue detenido, pues nunca fue informado que tenía derecho a contactar al Consulado mexicano para recibir asistencia legal.
El argumento hizo eco en organismos defensores de derechos humanos en varios países y en las propias autoridades mexicanas, quienes lo habían expuesto ante un sinfín de organismos internacionales, a la luz de la Convención de Viena a la que está suscrito Estados Unidos.
El propio gobierno de Barack Obama también había solicitado en varias ocasiones a las autoridades de Texas aplazar la ejecución de Tamayo, con el argumento de que podría “minar” sus esfuerzos por ayudar a ciudadanos estadunidenses detenidos en el extranjero.
De hecho, el canciller mexicano José Antonio Meade y el secretario de Estado John Kerry habían insistido en que la ejecución del mexicano impactaría seriamente la relación entre México y Estados Unidos, y arriesgaría a los estadunidenses que busquen asistencia consular en el futuro.
Otro de los argumentos expuestos por los abogados de Tamayo subrayaba el hecho de que, en 2004, la Corte Internacional de Justicia de la ONU emitió el llamado Fallo Avena, en el cual el órgano judicial ordenó a Estados Unidos revisar los casos de 51 mexicanos sentenciados a la pena capital, entre ellos el de Édgar.
La abogada que encabezaba la defensa de Tamayo Arias, Sandra Babcock, había puesto énfasis en que si Édgar hubiera recibido protección del Consulado, hubiera tenido la representación de un abogado y sus familiares habrían podido explicar la gravedad de las enfermedades mentales y el retraso intelectual que padecía.
Sin embargo, este martes una Corte federal de Texas rechazó conceder un aplazamiento de la ejecución, mientras que la Junta de Perdones del estado negó la solicitud de clemencia interpuesta por los abogados de Tamayo para que la pena capital le fuese conmutada por cadena perpetua.
Una vez agotados esos procedimientos, este miércoles la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito, en Nueva Orleans, se opuso también a emitir un exhorto al gobernador de Texas, Rick Perry, y al procurador Greg Abbott, para que Édgar Tamayo recibiera una revisión adecuada de su caso.
Tampoco el propio Perry accedió a que el caso se reevaluara. En repetidas ocasiones insistió en que tuvo un juicio justo y que toda persona responsable de un crimen cometido en Texas debía recibir una pena y un castigo.
Actualmente hay otros 12 mexicanos con pena de muerte en Texas y Tamayo Arias se convirtió en el tercero en ser ejecutado después de emitido el Fallo Avena en 2004, y el primer ejecutado en ese estado en 2014.
La SRE emitió un comunicado sobre el caso de Édgar Tamayo:
“El mexicano Edgar Tamayo Arias fue ejecutado el día de hoy en Texas. La ejecución viola la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares y contraviene el fallo de la Corte Internacional de Justicia dictado en el Caso Avena (2004). Esta decisión ordenó a Estados Unidos a revisar y reconsiderar los veredictos de culpabilidad y la pena capital impuesta al señor Edgar Tamayo, así como a otros 50 connacionales, cuyo derecho a la notificación y asistencia consular fue violado por las autoridades de Texas al momento de su detención.
Desde que tuvo conocimiento del caso del señor Tamayo, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) desplegó una serie de acciones hasta agotar todas las instancias a su alcance, tanto internas como internacionales, con el fin de obtener la revisión y reconsideración del caso por parte de las autoridades judiciales texanas, a la luz de la falta de notificación consular”.
El Gobierno de México hace un llamado para que tomen acciones efectivas y evite que se ejecuten otras condenas en desacato del fallo Avena que dañen el régimen de asistencia y protección consular acordado entre los países”.
La SRE reitera que la importancia fundamental de este caso es el respeto al derecho de acceso a la protección que brindan nuestros consulados a los mexicanos en el exterior”.
La Cancillería mexicana ha brindado la debida asistencia consular a los familiares del connacional ejecutado. A solicitud de la familia Tamayo, dicha ayuda se mantendrá en el proceso de traslado a México de los restos de Edgar Tamayo”.