Opinión por Edel García
El abuelo de todos los cumpleaños en la infancia es el abuelo que contaba historias mientras los nietos hacían silencio imaginando los relatos. Había veces que hablaba verdades, otras solo quería contar los cuentos que los niños inocentes deseaban escuchar nada más para estar tranquilos sin molestar. No es que fuera malo el abuelo sino que con el tiempo ya no creíamos que fuera verdad lo que contaba.
Algo parecido suena ahora con el ex alcalde Salvador González Resendiz, a propósito de una entrevista que concedió momentos antes de comenzar la Asamblea Municipal del PRI Puerto Vallarta. Fue otra de las tantas reuniones que molestan a los vecinos con carros por todos lados y en lugares que no corresponde.
Hacía rato que no se escuchaba hablar a los medios locales. Al menos no, luego de dejar un Municipio “varado” por tomar un territorio más grande… ¿el cual varar? Pues forma parte del equipo de gobierno de Aristóteles Sandoval e increíblemente se rumora que será en marzo el nuevo secretario de finanzas. Uno no sabe qué hacer: reírse, llorar, sentarse o ser indiferente.
La política es rara, extraña y caprichosa pero a veces es fea e injusta también. A quién se le ocurre colocar como responsable del dinero de un estado entero, a un hombre que en su función mayor a cargo de un Municipio fue dejarlo en ruinas. Se rumoreaba que estaría a cargo de la Secretaría de Turismo pero no, posiblemente sea de Finanzas porque el aval financiero que tuvo fue el “mejor”.
Ahora cuando le preguntan sobre el monto real de la deuda de Vallarta es fiel al mismo libreto de siempre. Poniendo como escudo la Auditoria Superior que recibe números oficiales y Hacienda, no más para variar, que según él, hablamos solamente de 700 millones de deuda y que respeta al alcalde en turno. Es que no tiene de otra
Si lo que desea en verdad es que al destino le vaya bien, luego que lo secó con negocios, amañes, autorizaciones y pleitos judiciales…mejor es que se calle. Como dijo brillantemente, el que se va se calla. Lo malo de todo es que con el deseo que le hizo a la ciudad de que si le iba bien al presidente de Puerto Vallarta, le iría bien a Vallarta. Lamentablemente no se cumplió con él.
A él sí le fue bien, pero al que no le fue bien fue al Municipio. Baches, friolera de tesoreros que huyen ante unas arcas que no pueden administrar, pleitos, deudas, y una insuficiencia financiera insostenible a tal punto que Mochilas no sabe hacer otra cosa que hacer magia con la ciudad. Luego dice Aristóteles que en su gobierno no habrá gastos “innecesarios, suntuosos, excéntricos o excesivos”.
Bien dijo el escritor español Jardiel Poncela: “Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa”. Pues como se sabe, teniendo a una “eminencia” en finanzas se podrán hacer todas las cosas correctamente y no habrá gastos excesivos de ningún tipo. Díganselo a uno que invirtió del dinero de Vallarta para apoyar la campaña del gobernador electo.
Para luego entre tantas cosas incongruentes que se hallaron por el grupo de entrega recepción en la pasada administración, encontrar gastos justificados por 10 mil huesos rotos que hubo que
“arreglar” al personal en turno. No hombre ni que fueran viejos con osteoporosis los que trabajan en el Ayuntamiento.
El abuelo solo quiere que los nietos estén tranquilos, pero los nietos lo que quieren es que el abuelo deje de contar cuentos chinos. A ver si es cierto que si hay algo que haya que enfrentar o justificar ante las autoridades competentes lo hará como alegó al final de la entrevista.