Pese a los llamados de la campaña de Mitt Romney a la comunidad hispana para que no tuviese miedo y dejase de lado sus preocupaciones sobre las propuestas inmigratorias republicanas, la comunidad latina le dio hoy la espalda y volvió a confiar en el presidente Barack Obama.
Los latinos, la minoría de mayor crecimiento de EE.UU. y que ya representa el 10 % del electorado, apoyó de manera abrumadora a Obama, con un 69 % frente a un 30 % que dio el respaldo a Romney.
La cifra es la más baja de un republicano desde 1966, y muestra el desencuentro entre el Partido Republicano y la comunidad hispana.
El exsecretario de Comercio y asesor de Romney, Carlos Gutiérrez, reconocía a Efe en Boston antes de la jornada electoral que existía una separación entre ambas partes.
A su juicio, la explicación se debe a que “hay varias personas en el Partido Republicano que están en el extremo derecho demasiado exagerado, y son ellos los que desafortunadamente le han dado una mala fama al partido”.
Por contra, Gutiérrez reivindicó el perfil “pragmático y moderado” de hombre de negocios de Romney, como el de alguien que hará lo que funcione y “no lo ideológicamente atractivo”.
Sin embargo, estas apelaciones no parecen haber funcionado, así como tampoco los frecuentes comentarios en español de su hijo Craig Romney y su giro hacia el centro en las últimas semanas de la campaña.
Sí que pueden haber tenido que ver sus meteduras de pata durante la campaña, o el haber sido incapaz de establecer empatía con los latinos.
Romney llegó a defender la “autodeportación”, como solución para la salida de indocumentados del país, algo que provocó estupefacción en la comunidad hispana.
La cuestión se agrava si se compara con los últimos candidatos republicanos: tanto George W. Bush como John McCain obtuvieron muchos mejores resultados entre la población latina.
Según los analistas, Obama recibió mayoritariamente el apoyo de los latinos más por sus recelos respecto al Partido Republicano, que por confianza, ya que una de sus promesas de su primer mandato, la reforma migratoria, sigue sin cumplirse.
Irónicamente, y de acuerdo Latino Decisions, el mayor margen obtenido por Obama sobre su rival se dio en el propio hogar de Romney, Massachusetts, donde la diferencia fue abrumadora para el presidente reelegido, quien logró el 89 % de los votos de la población hispana votante por tan solo un 10 % del aspirante republicano.
En sentido similar, el exembajador Otto Reich, portavoz del equipo de campaña de Romney para América Latina y de origen cubano, reconocía de manera abierta que “no nos estamos comunicando (con esos votantes) debidamente”.
Según la Oficina del Censo, los hispanos sumaron 50,5 millones de habitantes en 2010 -uno de cada seis estadounidenses-, son el 16 % de la población de EE.UU. y contribuyeron a más de la mitad de su crecimiento en la última década.
Este incapacidad para llegar al ciudadano hispano por parte del partido republicano se espera que sea uno de los principales puntos de análisis de cara las próximas elecciones, donde continuará teniendo una importancia cada vez mayor.
La falta de reconocimiento de la diversidad del país está provocando que los republicanos se den de bruces con un tope electoral que les impide alcanzar pleno rendimiento en estados que se han mostrado clave en estas elecciones, como Colorado, Florida o Nevada.
Si bien el diagnóstico parece claro, la solución es más complicada, ya que todos los estudios confirman que la base electoral republicana se ha quedado cada vez más estancada en los hombres blancos de mediana edad, un segmento demográfico en disminución en los actuales Estados Unidos.
El candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney, se dirigie a sus seguidores con un discurso en el Centro de Convenciones de Boston en Estados Unidos tras conocer los resultados electorales que dan la victoria al demócrata Obama ayer, martes 6 de noviembre de 2012.
EFE